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Los vecinos se oponen a los bolardos del anfiteatro pixueto: "No es buena solución"

Los residentes en la calle San José lamentan que se resten aparcamientos más que el impacto estético en un barrio protegido, que Patrimonio evalúa

Los vecinos de calle San José de Cudillero, en pleno anfiteatro pixueto, no están satisfechos con la instalación de bolardos de plástico de colores azul y blanco para evitar los aparcamientos en los accesos a las viviendas y facilitar la recogida de la basura.

Viviana Prieto vive en una de las casas que da a la travesía desde hace siete años. "No nos gustan por la estética y, lo peor: no lo hemos solicitado, como dice el gobierno", destaca. La joven tiene dos hijos, uno de 7 años y otro de 14 meses, y asegura que impedir el aparcamiento donde hasta la fecha se estacionaba "nos fastidia bastante a todos. Tenemos que acceder con la compra y con todo el equipaje sí o sí, y estamos en una zona alejada del centro de aparcamiento y muy empinada donde vive gente mayor que necesita disponer de un coche casi a pie de casa para poder salir".

Además, señala que los pivotes dificultan el acceso a las pocas plazas de aparcamiento que han quedado libres. "Obligan a hacer una maniobra complicada y no todo el mundo se atreve", subraya. "En general, nadie quiere esta solución; lo que necesitamos es más limpieza y no limitar los aparcamientos ni poner bolardos", indica y ofrece una alternativa: "Limitar el tráfico a los residentes, y así el aparcamiento".

Algunos viandantes se sorprenden con la señalización, "propia de una autovía", dicen. "No hay gusto ni derecho", indica otro vecino que prefiere guardar el anonimato y que se muestra visiblemente molesto. "El problema que detectó el Ayuntamiento, que son los coches mal estacionados, llega en verano porque aquí los hoteles utilizan esta zona como parking para sus clientes y no lo es". "Aparcan de cualquier manera y después llegan las críticas", añade, y asegura que los vecinos del barrio "saben muy bien dónde dejar el coche para evitar contratiempos al resto".

Francis Santana es otro residente del barrio. Explica que los obstáculos "son un problema más que una solución. No nos gustan porque para los vecinos resultan incómodos; antes siempre encontrabas aparcamiento y ahora apenas puedes maniobrar para salir y entrar de las pocas plazas que nos quedaron", señala. El joven asegura que los bolardos se podían haber instalado más cerca de las fachadas "para, por lo menos, facilitar la vida a los que vivimos aquí".

Juan Antonio Ballesteros reside en una casa de la calle San José, a la que se accede por una puerta a pie de travesía. "A mí no me molesta que un vecino aparque aquí, cerca del acceso a la casa, más bien me preocupa la falta de limpieza y que, por ejemplo, tengamos un coche aquí tirado desde hace más de un año y medio y nadie se preocupe por él", destaca.

En la calle San José, dos turismos se cruzan mal porque los bolardos han reducido el ancho de la calzada. Además, la instalación de estas piezas ha generado mucha controversia en el vecindario y en todo Cudillero por su estética. Se han colocado en pleno corazón del anfiteatro pixueto, barrio protegido con la figura de bien de interés cultural (BIC). Se trata de una travesía muy turística, la misma que lleva al mirador del Pico y a La Atalaya, y que comunica estas zonas de mucho tránsito con la calle principal.

La Dirección General de Patrimonio solicitó ayer al Ayuntamiento de Cudillero un informe sobre la instalación. "Cuando se reciba, se estudiará y se decidirá sobre el asunto", destacaron en la Consejería de Cultura. En el gobierno hay tranquilidad. El alcalde, Ignacio Escribano, señaló ayer que en algunas zonas de esta calle ya existían los bolardos, "es decir, que se sustituyeron unos por otros, sin más". En cuanto al impacto visual, asegura que la Dirección General de Patrimonio ya autorizó la instalación de elementos similares para impedir el paso de los coches por las aceras de la parte alta la calle Suárez Inclán, también parte del BIC. No obstante, reconoce que la estética "no es la mejor". Por ello, en un futuro, y una vez que el Ayuntamiento tenga el visto bueno definitivo del Principado, "se estudiará hacer un concurso para grafiteros o una convocatoria para los colegios del municipio con el fin de hacer algo más acorde con la calle".

El gobierno decidió instalar los bolardos para ofrecer una solución a un grupo de vecinos que, según el Alcalde, mostraron sus quejas por no poder acceder a los portales de sus casas al tener justo delante turismos mal aparcados. Con estos bolardos también se permite que el camión recoja la basura sin dificultad.

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