El túnel del Rañadoiro, que une los concejos de Cangas del Narcea y Degaña a través del corredor del Narcea (AS-15), vuelve a estar en obras, lo que supone que un carril se encuentra cerrado al tráfico y la velocidad por el otro está limitada a 40 kilómetros por hora. De nuevo se está llevando a cabo una actuación de emergencia para renovar y fijar la lámina de revestimiento del túnel que hace unas semanas se desprendió en un tramo, como ya había ocurrido anteriormente en otra zona a finales de diciembre.

Ayer la obra recibió la visita del consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, quien quiso transmitir un mensaje de seguridad a los usuarios de la vía al asegurar que el túnel "no tiene ningún daño estructural, estamos actuando sobre el revestimiento". Además, Lastra anunció que se hará un estudio más amplio en todo el túnel para una mayor seguridad. Aunque insistió en que "después de 10 años el comportamiento de esta infraestructura es razonablemente bueno, el túnel es de calidad y de extraordinario diseño". Asimismo, el consejero recordó que "desde el punto de vista de la comunicación ha sido una actuación de una importancia tremenda para la gestión invernal".

En la visita también estuvieron presentes el alcalde de Cangas del Narcea, José Víctor Rodríguez, y las alcaldesas de Degaña, Araceli Soarez, e Ibias, Silvia Méndez, además del director general de Infraestructuras, José María Pertierra, quien se encargó de dar los detalles de lo que está sucediendo en el túnel. Explica que el desprendimiento de la lámina que recubre la bóveda del túnel se debe a que los dispositivos de anclaje de la misma al hormigón proyectado que hay debajo se han relajado, permitiendo que la lona vaya abombándose y que en esos puntos se vaya acumulando el agua que no se evacua. "A medida que se deposita el agua va abombándose más, y cuando la lona rompe, con el efecto chimenea del túnel, en condiciones de viento se favorece que se vaya despegando longitudinalmente", explica Pertierra.

La actuación de emergencia que se está desarrollando, de 40.000 euros, se está centrando en los dos tramos afectados por el desprendimiento, en unos 50 metros de longitud, lugares en los que se ha renovado la lámina y las sujeciones. Después se llevará a cabo un estudio para "reforzar las zonas donde no se desprendió la lámina", una actuación que Pertierra calcula que supondrá entre 150.000 y 200.000 euros.