El presidente de la parroquia rural de Barcia y Leiján , el socialista Ricardo García Parrondo, aseguró ayer que la cantera de áridos que proyectó una empresa en terrenos de la entidad menor "está descartada desde hace dos años".

El también concejal de Obras respondió así a los candidatos a la Alcaldía de Valdés de las próximas elecciones de mayo (incluido su compañero del PSOE), quienes, en un debate organizado por Comisiones Obreras, descartaron esta fórmula para generar empleo por el difícil encaje ambiental de su desarrollo en esta zona del concejo.

"La cantera de áridos se descartó porque el proyecto dividía a los vecinos", subrayó ayer García Parrondo con enfado, y añadió que la directiva actual "trabaja en otros proyectos", como el posible cobro de una tasa por el paso de las líneas eléctricas.

La empresa Minerales Industriales del Cantábrico firmó un preacuerdo con la junta directiva de la parroquia rural de Barcia para crear una cantera de áridos. Este preacuerdo se conoció públicamente en 2015 y levantó polémica vecinal por la potencial contaminación de la actividad. El desarrollo minero y la postura de la parroquia rural llegaron en 2017 a la Comisión de Empleo, Industria y Turismo a solicitud de tres diputados del grupo parlamentario Podemos Asturias, quienes observaron falta de transparencia. Entonces, el presidente de la parroquia rural aseguró que, al margen de lo firmado, el proyecto presentado no era válido. "Y si la empresa vuelve con otro proyecto, se consultará a los vecinos", dijo en la Comisión Ricardo García Parrondo, quien añadió que, para levantar una cantera, también sería necesario hacer una modificación en el planteamiento urbano valdesano, "que la parroquia de Barcia no va a promover, salvo insistencia de los vecinos".

El asunto se dio entonces por cerrado. Esta semana, la cantera volvió al debate a raíz de las intervenciones de los cinco alcaldables (PSOE, PP, FAC, IU-Podemos-Equo y Ciudadanos). La empresa pretendía extraer 182.000 toneladas de material al año "sin trastornos en el ecosistema", según se recoge en su primer Estudio de Impacto Ambiental, que fue rechazado. Ocuparía 159.200 metros cuadrados y generaría unos ingresos cuantiosos a la propiedad: medio millón de euros al año.