Luarca celebró ayer la procesión del Nazareno con menos lluvia de la esperada. La cita religiosa más importante de la Semana Santa luarquesa atrajo a miles de personas. Pese a que se cumplió la amenaza de mal tiempo, con intermitentes chaparrones, los fieles no quisieron perderse la oportunidad de ver la venerada y pesada talla que llevan hasta la capilla de La Atalaya 16 hombres y que, como cada vez que llueve, ayer salió cubierta con un plástico.
Bibiana Fernández no se perdió la cita. Es una de las luarquesa seguidoras del Nazareno. Confiesa que nunca dejó de asistir a la procesión del Jueves Santo. ¿Los motivos? "Es un gran tradición para la familia y para los luarqueses; salimos a ver al Nazareno por estás fechas y le acompañamos en el camino", dijo.
La joven Miriam Redruello se vistió ayer con la túnica morada. Su familia la animó desde niña a participar en la Semana Santa de Luarca. Ayer llevó un báculo. "Veía desfilar a su hermano y quiso seguir su ejemplo", contó su madre, Patricia Puga. Un grupo de menores se encargó de las insignias y durante el recorrido se pudieron ver algunas de las 31 cruces de las familias de Luarca.
La procesión transcurrió sin incidentes, con varios altos en el camino para alivio de los costaleros y entre numerosos curiosos. En Luarca fueron muchas las viviendas que se engalanaron para recibir la talla: en los balcones y ventanas lucieron cruces de luces. En la comitiva estuvieron presentes representantes de los cuerpos de seguridad del Estado y de la corporación municipal. Y entre la gente que subió con el Nazareno por la empinada Carril de Luarca pudo verse a alguna mujer descalza: "Cumplo con una promesa", dijo una de ellas sin desvelar su identidad.
