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Negocio de huevos en el cole

Los niños de Somiedo crían gallinas para vender su producción: familias y amigos, los principales clientes

Por la izquierda, Noelia Lorences, Eva González, Silvia Calzón, Sergio Calzón, Álex Fernández, Pablo Flórez y Adán Lorences, con los huevos recién recogidos del gallinero. S. ARIAS

"Están aún calientes", dice Álex Fernández mientras recoge los huevos puestos por las gallinas. "Éstos para el comedor", indica Eva González. El alumnado de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) del colegio público Flórez Estrada de Somiedo vive con emoción el proyecto que han puesto en marcha, "Avícola Somiedo", y mediante el cual cuidan, alimentan y recogen las puestas de nueve gallinas, cuyos huevos venden en docenas y consumen en el centro educativo. Los adolescentes somedanos van dando en la tecla de lo que conocen como sector agroalimentario.

"El proyecto surge porque teníamos unos talleres con Dani y fue el quien nos propuso", explica Fernández. Daniel Suárez es un joven somedano, empresario del sector tecnológico, que colabora con el centro educativo, además de organizar encuentros tecnológicos o de start-up en el municipio. Primero propuso desarrollar un pequeño negocio en torno a la leche, "pero era demasiado complicado y con los profes nos vino la idea", señala Pablo Flórez. Así es que decidieron impulsar una producción avícola, cuyo gallinero construyeron los operarios del servicio de Obras del Ayuntamiento en la zona verde del colegio.

Allí tienen nueve gallinas de distintas razas, a las que les dedican el tiempo del recreo y más. "Venimos por las noches a ver cómo están y a cerrar el gallinero, y lo volvemos a abrir por la mañana", explica Adán Lorences.

El período vacacional del verano les obligará a organizarse en turnos para no dejar desatendidas a las aves. "Estamos planeando cómo hacer en vacaciones, es lo más difícil, organizarse y ponerse de acuerdo, pero es lo que quiere Dani, que aprendamos a organizarnos y colaborar", comenta Noelia Lorences. Y para que la empresa se desarrolle sin broncas, han establecido unas normas. "Si uno manda mucho y da muchas órdenes, se va a a la nevera", detalla la joven. Y eso quiere decir que "el mandón" se queda unos días al margen del proyecto y sus decisiones.

Los chicos y chicas venden los huevos que recogen y que van organizando por pedidos en estricto orden de llegada. Hacen docenas y medias docenas, a 3 y 1,5 euros, respectivamente. Y también aportan huevos al comedor escolar como medida de autoconsumo. "Sobre todo vendemos a las familias, amigos y a algún conocido", dice Silvia Calzón.

Desde que comenzaron la producción, a finales de marzo, ya han ido aprendiendo sobre la marcha determinados aspectos empresariales. Por ejemplo, aconsejan que los pedidos de docenas se hagan en dos veces, dos medias docenas, "para que no pierdan la frescura", indica Sergio Calzón.

Su promoción principal son el boca a boca y las redes sociales, donde han abierto perfil de "Avícola Somiedo". Todas las ganancias se destinarán al cuidado de las gallinas.

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