La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aurora Cristóbal: "Hago mucha gimnasia y en casa no paro"

"Friego, limpio, hago la cama y cocino", dice - la abuela de Tineo, de - 102 años, que vive sola

Aurora Cristóbal, en la cocina de su casa. D. Á.

Aurora Cristóbal García es, con 102 años, la persona de mayor edad de la villa de Tineo. Ahora ya no sale de su casa, donde vive sola, pero su envidiable memoria le permite recorrer sus recuerdos y volver con total nitidez a los lugares que visitó a lo largo de su vida, puesto que presume de haber viajado por toda España, y también a Portugal, Francia y Bélgica.

Nació en la céntrica calle de la Fuente el 20 de mayo de 1917 y en Tineo vivió hasta los 17 años, cuando decidió trasladarse a Madrid, donde estaban una de sus hermanas y otros familiares. "No me gustaban el ganado ni el campo y mi padre decía que no quería vagos en casa, así que escribí a mi hermana para que me llevase a Madrid", explica Aurora Cristóbal, que recuerda el Tineo de su juventud cuidando del ganado en las fincas de los alrededores de la villa y viendo llegar a los mineros completamente negros por el carbón. "Solo se les veían los dientes blancos y me daban mucho miedo", rememora. Llegó a Madrid en 1934, pero su situación apenas mejoró debido a la Guerra Civil. "Íbamos con los ojos cerrados, no sabíamos ni leer ni escribir, y en esos años pasé más hambre y frío que nunca, estábamos aislados, no podíamos salir y no había ni comida ni fuego".

Después de la guerra su suerte cambió y pudo entrar a trabajar en el servicio de la casa del diseñador Pedro Rodríguez, donde trabajó hasta a su jubilación. Desempeñar este trabajo le permitió conocer a personas de la alta sociedad del momento, entre ellos marqueses, condes, integrantes de la familia Borbón y a la hija del dictador Francisco Franco. "No tengo queja del trabajo que desempeñé, nos trataban muy bien, incluso nos hacían regalos en los cumpleaños y cuando viajaban; tengo abrigos de piel y hasta un reloj de oro", asegura. Y, quizá, lo más importante: apunta que, después de ver crecer a varias generaciones de la familia, sigue manteniendo relación con ellos y recibe su visita en Navidad.

Aurora Cristóbal no llegó a casarse ni a tener hijos. Recuerda con tristeza que se quedó viuda antes de contraer matrimonio, ya que su novio de juventud falleció por enfermedad. Pero tiene sobrinos, algunos de ellos residiendo en Bélgica, a donde fue a pasar alguna temporada, aunque nunca con intención de quedarse.

"Siempre preferí estar en mi patria, no quería sentirme una extranjera, y nunca perdí mi apego a la patria chica porque soy asturiana de pura cepa", asegura. Así que, cuando en los noventa necesitó pasar un tiempo de reposo por no encontrarse bien de salud, regresó a su Tineo natal, donde la familia era conocida como "los Garibaldi", un nombre que les pusieron por su abuelo. "Mi abuelo, cuando jugaba a las cartas, tenía la costumbre de decir: 'esta, por Garibaldi', y por ese nombre nos empezaron a conocer a todos".

Con una intensa vida a su espalda, considera que su secreto de longevidad no es otro que trabajar mucho y mantenerse activa. "Hago mucha gimnasia todos los días, muevo el cuello, las piernas y camino mucho por casa, no paro; además, friego, limpio, hago la cama y cocino", asegura. Cuenta con el apoyo del servicio de ayuda a domicilio unas horas al día y el resto del tiempo se las arregla ella sola, teniendo muy claro que no quiere que la ingresen en una residencia.

"Tienen miedo de que me pueda pasar algo sola, pero yo creo que todos tenemos un destino y cuando tenga que pasar, pasará", manifiesta convencida.

Compartir el artículo

stats