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Almuña, el otoño alegre

Los vecinos se unen para celebrar el sábado un esfoyón y amagüestu que reivindica el buen hacer rural y el compromiso con el pueblo

Por la izquierda, Mercedes González, Silvia García y Susana Reñones. A. M. SERRANO

Juan Ramón Menéndez, "Pardín", salió un día a pasear y se encontró el pueblo vacío: "Sin vida y sin alma". Se preguntó qué podía hacer por Almuña y buscó ejemplos en lo que funcionó en otros lugares también amenazados por la despoblación. Navelgas, en Tineo, fue la referencia. "Pensé en el esfoyón que organizan los vecinos cada noviembre, una actividad que une al pueblo y que gusta a la gente", cuenta. Hace tres años, logró reunir a un grupo de vecinos para organizar una actividad similar: abrir las casas, mostrar lo que se hacía antaño en tiempos de recogía del maíz "y vernos, que hacía mucha falta".

El próximo sábado, el pueblo celebrará el III Festival del esfoyón y el amagüestu con alegría. Desde aquel primer año han sido muchas las personas que se han sumado a la causa que un día hizo pública en el foro adecuado Juan Ramón Menéndez. Ahora, Almuña cuenta con una dinámica asociación cultural y también con un grupo fiel y tenaz de vecinos que "pelea para que esto siga en pie".

Mercedes González tiene 50 años, reside en Almuña y no se resigna a ver el pueblo "sin chicha". "Echaba de menos tener más relación con los vecinos", confiesa. Preparar el esfoyón es una buena ocasión para hablar y compartir. Ella se encarga de hacer los adornos que lucirán por el pueblo el próximo sábado.

El grupo se reúne una vez a la semana para poder fabricar con sus manos lo que antes cada uno pensó en su casa. "Al final, todos sumamos; a mí me gusta mucho estar aquí y hacer estas cosas", relata la adolescente de 15 años Mariela Cernuda, quien está acompañada por su hermano, Borja, y su padre, Ricardo.

En la fiesta de los preparativos no falta nadie que quiera aportar "algo y bueno" a Almuña. Raquel Menéndez vive en Busto desde 1978, pero no se olvida de su pueblo natal. Recuerda con entusiasmo la primera vez del esfoyón. Participó como mera espectadora, algo que no volvió a ocurrir. "Pensé: yo quiero que todo esto sea posible y crezca, y por eso voy a colaborar", destaca.

Ramón Crespo también cree en estas apuestas vecinales, "las que haces con la persona que está a tu lado; son las que valen y dan frutos", detalla. "Si no hacemos piña nosotros, el resultado ya lo sabemos. Lo que falta en otros sitios es este impulso", subraya. En este tiempo otoñal ayuda en lo que puede a sus convecinos.

Katia Menéndez añade creatividad a la reunión. Hace adornos en casa y lleva a la sala donde se congrega el grupo (cedida gratuiamente por la cronista del pueblo, María Aurora Menéndez), su maleta personal de material de manualidades. "Es muy entretenido", confiesa mientras pega y recorta.

En el grupo, no faltan tampoco las personas que sacan tiempo de donde pueden, siendo madres, trabajadoras y amas de casa, para poner su grano de arena y "hacer pueblo". Es el caso de Silvia García y Susana Reñones, quienes acuden a la cita con la clara intención de aportar y, además, pasar un rato "muy agradable" con las personas que están cerca en el día a día.

Beli González, Emilia Menéndez y Joel Fernández no pierden la sonrisa mientras se concentran en la tarea de hacer ornamentación para "tan buena ocasión". "Nos gusta estar aquí", señalan. Para ellos, trabajar en estas labores no supone esfuerzo porque el resultado y la meta "merecen la pena".

El próximo sábado, el barrio de San Lorenzo de Almuña se vestirá de gala otoñal a partir de las 19 horas. Habrá velas para guiar el camino, sidra dulce y castañas para degustar entre todos, juegos tradicionales para divertir a los más pequeños y música de gaita para animar al baile. Tampoco faltará la animación "más natural": la conversación, como dice la secretaria del colectivo organizador, Isabel Menéndez, quien asegura que el pueblo vive un momento "especial".

A las 21 horas se entregará el premio "La riestre de oro" a la canguesa Sociedad de Artesanos y la jornada no acabará sin música: tocará el dúo "Samba". El presidente de la asociación asegura que ver esta implicación vecinal "es un sueño". Uno que se cumple.

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