"Es como volver al pasado, cuando observaba a mis padres ver jugar a las cartas con una 'maniega' como mesa". Loli de Anselmo es usuaria de la residencia de mayores de Luarca y dos lunes al mes recuerda tiempos de infancia y calor de hogar gracias a las partidas de brisca en las que participan un grupo de adolescentes de 4.º de ESO del cercano instituto de Carmen y Severo Ochoa. "Es una suerte poder disfrutar así: del recuerdo y de la juventud",
El proyecto "Encartados" es posible gracias una colaboración entre las dos entidades valdesanas y parte de una investigación desarrollada en la Universidad de Navarra por el neurólogo Javier Sánchez y la neuropsicóloga Josefina Arregui. El estudio científico dice que con este tipo de acciones se trabaja, por ejemplo, la memoria y se evita el deterioro cognitivo. "Además hay un intercambio de saber", destaca la terapeuta ocupacional de la residencia ABHAL Goreti Fernández. El jefe de estudios del centro educativo, Jesús Fernández, añade otro punto de vista: "Los adolescentes trabajan el respeto y la paciencia y pierden el miedo a relacionarse con personas mayores que no son familiares".
La sesión resulta alegre para todos. Cuando el tiempo es frío y llueve, son los menores los que se desplazan a la residencia. Cuando la meteorología es más favorable, son los usuarios los que dan el paseo hasta el centro educativo. "A mí me divierte; además se aprenden cosas, como estrategia", dice el adolescente Pablo Alvite.
En las mesas no faltan las risas y tampoco las discrepancias por la forma de jugar. Algunos prefieren hacerlo en silencio y otros, con una animada charla. "¡Carta en la mesa, en pesa!", se escucha en mitad de una sesión que se desarrolla casi en silencio, favoreciendo la concentración. Algunos usuarios se suman para ser meros observadores de unas partidas que unen personas: "Es muy divertido", opinan.
