"Donde todo se ahoga" es ese lugar donde el franquino Eduardo Alonso acostumbra a evadirse de los problemas y preocupaciones diarias. Le basta con un paseo por la costa para coger impulso y allí, además, encuentra tesoros que transforma en arte, ya sea una foto de un paraguas olvidado en la playa, una rama modelada por el Cantábrico o un resto de un banco que cayó al mar para convertirse en sus manos en escultura.

La muestra "Donde todo se ahoga" incluye doce fotografías y cinco piezas escultóricas (dos de gran formato) y se puede visitar hasta el 29 de diciembre en la sala municipal de exposiciones del Ayuntamiento de El Franco. De lunes a viernes el horario es de doce a dos y de siete a nueve. Sábados, domingos y festivos abre solo de doce a dos.

"Casi todas las fotos son tomadas en mis paseos habituales por los lugares de mi infancia, un espacio en el triángulo que forman La Caridad, Lóngara y Pormenande. Es el espacio de mi vida y a donde vuelvo cada día, con la particularidad de que siempre es el mismo espacio, pero cada día es diferente", precisa, al tiempo que pone de manifiesto el efecto desestresante que tienen estos paseos.

El mar juega un papel clave en su propuesta, pues buena parte de las piezas que salen en sus fotos o que se exponen como escultura han sido modeladas y transformadas por el Cantábrico. Esta muestra sigue a "Invierno en la playa" que realizó el año pasado en Tapia y que también intercalaba fotografías con piezas encontradas en la costa y posteriormente intervenidas. En este caso, son especialmente novedosas las piezas de gran tamaño, una de ellas es el resto de un banco que cayó al mar y que él rescató y tiñó en negro. "Este negro está asociado a un recuerdo de la infancia, el los cabanones que se hacían en las casas a partir de maderas viejas y que se pintaban con aceite usado. Traté de rescatar ese tono y juego con el contraste entre la madera en negro y el cemento blanco", explica.

Cuenta Alonso que en su colección hay fotos de móvil, otras tomadas con cámara digital y otras con la analógica y después digitalizadas. "La importancia no es el medio para tomarlas, sino la foto en sí misma", precisa. Este fotógrafo autodidacta que regenta un taller de artes gráficas en La Caridad explica que esta exposición debía incorporar más fotografías, pero como no fue posible hacerlo, espera el año que viene hacer otra muestra "que complete esta trayectoria". No en vano, este ciclo de exposiciones lo abrió en 2016 cuando hizo una muestra conjunta con el fotógrafo franquino Pedro Velasco en la que ambos mostraban fotografías de lo cotidiano. Continuó en 2017 con una exposición conjunta con la ceramista Charo Cimas y ahora quiere poner el broche final en el mismo lugar, en la sala municipal de exposiciones de La Caridad, un espacio que ha resurgido en este tiempo y que ha demostrado que tiene potencial y posibilidades.

"Estoy muy contento con el resultado. Esta sala es muy buena para este tipo de exposiciones y la verdad es que está teniendo muy buena respuesta de la gente", apunta. En lugar de realizar un catálogo de la muestra optó por una particular intervención: a la entrada se ubica un estante en el que se agolpan pequeñas tarjetas de visita con reproducciones de nueve de sus fotografías. En concreto hizo 2.500 copias de cada imagen. "Toma, coge, acoge, llévate" dice un cartel colocado junto a las tarjetas. "Es una obra viva, se van cayendo y van quedando así", añade.

Quien se acerque estos días a La Caridad a ver la muestra de Alonso tiene otra cita en la sala de exposiciones de As Quintas, donde luce "Septentrio" con obras de las artistas asturianas Elisa Torreira, María Jesús Rodríguez e Isabel Cuadrado. Estará abierta hasta el 26 de enero.