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Aparecen grietas, con riesgo de desprendimientos, en el acantilado de Cadavedo

Si el material cae de una vez al mar, podría provocar un pequeño tsunami, alertan los geólogos

Grietas en la senda Cadavedo-Busto, ayer. REPRODUCCIÓN A. M. S.

El acantilado de Cadavedo, en el tramo de senda costera comprendido entre La Regalina y la playa, presenta grandes grietas de tracción que auguran inminentes desprendimientos de material. "Es el estadio final previo al desprendimiento", destaca el geólogo Carlos López, profesor de la Universidad de Oviedo y también concejal de PP de Valdés, quien desaconseja visitar la zona.

Por las dimensiones de las grietas, se estima que pueden caer al mar "unas 2.000 o 3.000 toneladas" de material. Que el desprendimiento se produzca o no de forma gradual dependerá de fenómenos meteorológicos. En caso de intensas lluvias, esta masa de tierra (desde la formación de la grieta a la primera linea del acantilado) "podría provocar un pequeño tsunami" en la costa de Valdés.

El departamento de Geología de la Universidad de Oviedo estudia parte de los acantilados de Asturias, "pero pocas veces vimos unas grietas de un tamaño tan grande", añade López. Por esta razón es aconsejable prohibir el paso por este tramo de la senda. Además, las grietas pueden parecer ahora más cerradas, "pero abajo están más desarrolladas", añade López.

Para evitar riesgos, el gobierno de Valdés acordonó ayer la zona. Fueron representantes de Ciudadanos de Valdés los primeros en poner en alerta a la ciudadanía. Al ser diciembre, la senda está menos transitada y, por tanto, de no ser objeto de estudios ni de visitas, estas formaciones no se habrían visto.

La concejala de Ciudadanos, Andrea Nogueira, urgió al Ayuntamiento una solución, "antes de que se produzca una desgracia". "No es suficiente con abrir sendas", señaló, e indicó que "es imprescindible llevar a cabo un mantenimiento adecuado durante todo el año, especialmente cuando se producen condiciones meteorológicas adversas, como las que hemos vivido este otoño".

Nogueira destacó que la ruta que discurre entre Cadavedo y Busto "atrae a un gran número de visitantes, al tratarse de un tramo desde el cual se puede acceder a grandes miradores, playas y calas salvajes".

La última vez que se vieron grietas de tracción de estas dimensiones en el litoral asturiano fue en la costa de Tazones (Villaviciosa), en febrero de 2018.

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