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La memoria de Figueras, negro sobre blanco

Los integrantes del taller de escritura de la biblioteca local editan su cuarto libro de relatos, que recopila recuerdos del pueblo

La edil de Cultura Miriam Moya, Lourdes Pérez, Josefina López, Conchita Quintana, Antonio Valle, Eva María Rosado, Gonzalo Moure y María Teresa Folgueiras. Agachados, Myléne Ziegler, Jacinta Martín y Javier García. T. CASCUDO

"Soñamos con que dentro de cincuenta años la gente coja estos libros para saber cómo era el alma de Figueras", señala el escritor Gonzalo Moure sobre la serie de publicaciones editadas por el taller de escritura de la biblioteca pública Miguel G. Teijeiro que coordina desde hace cuatro años. El grupo presentó este viernes su cuarto volumen, el tercero dedicado a la memoria local, bajo el título de "Figueras escribe". Han sacado a la calle 300 ejemplares que se venden a diez euros.

Moure explica que el primer trabajo editado por el grupo (Escrito en Figueras) era puramente de técnica narrativa, pero los siguientes (Figueras cuenta y Pudo pasar en Figueras) se centraron en recuperar historias pasadas de la localidad. Así, han ido surgiendo temas de lo más variado, siempre "con un pie en Figueras" y una dosis de ficción. A su juicio, estos tres trabajos, cumplirán la misión de preservar la memoria local. "Los recuerdos se pierden y esta es una manera de fijarlos para siempre. Tenemos la esperanza de haber aportado a Figueras agarraderas para esos recuerdos", añade el escritor, afincado en la localidad desde hace años.

Cuando la bibliotecaria local Josefina López le planteó en 2014 poner en marcha este taller, pensó que era una buen manera de "agradecerle a Figueras todo lo que me ha dado". Se puso en marcha en 2015 y en este tiempo han pasado por sus manos una veintena de personas, de entre 18 y 70 años. Con bajas y altas, el grueso del grupo se ha mantenido y en él ha notado una progresión "muy buena". Y es que Moure está convencido de que todo el mundo es capaz de escribir y solo necesita un pequeño empujón: "Cuando vuelves de las vacaciones y las cuentas a alguien, estás escribiendo. Lo único que necesitas es cierta técnica y querer", precisa el escritor, quien incide que a esas ganas de escribir le añadieron la guinda perfecta, que es la fuerza de la historia y la tradición local como gancho para lanzarse a explorar el arte del relato.

"Contar con Gonzalo es un lujo, lo sabemos todos", señala Antonio Valle, el veterano del grupo. Solo lamenta que el taller no lo haya aprovechado más gente, pues para él ha sido una aventura de lo más grata que le ha servido para "lanzarse" a la escritura. "Es muy interesante para todos, pero para la gente más mayor es importantísimo, te da alas. Estamos encantados", apunta.

El proceso de trabajo, rememora Moure, fue arduo porque su obsesión era que "nadie dijera que había un relato mal escrito o de contenido intrascendente". De ahí que fuera especialmente exigente con los "talleristas", como les gusta llamarse, para que sacaran lo mejor de sí. Hubo reuniones y, sobre todo, muchos correos intercambiando correcciones, dudas y propuestas de mejora. "Hay detrás mucho trabajo, pero tan bonito... Todo son muy buenos relatos, que deberían de ser conocidos más allá de nuestras fronteras", añade.

Este cuarto libro recoge una selección de doce relatos, con temas tan variados como el galeón hundido en la ría del Eo o un parto en casa ayudado por una matrona local. La bibliotecaria destacó en la presentación el orgullo de que un lugar como Figueras, con apenas 700 habitantes, cuente con un taller de estas características, dirigido por un escritor como Moure y que haya sido posible editar cuatro libros. Además de seguir con el taller, los promotores tienen pensado crear un premio de relatos que tengan a Figueras como escenario.

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