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La Caridad frena el párkinson

"Ayuda mucho", dicen los trece usuarios que participan en la capital franquina en las terapias de la asociación regional

La musicoterapeuta Aline Moraes trabajando con los usuarios en La Caridad. T. CASCUDO

El franquino Arsenio Núñez lleva casi una década batallando con el párkinson. En su caso, el diagnóstico, que define como "duro", llegó tras casi dos años sin saber qué le pasaba, y ahora trata de frenar su avance gracias a la terapia que ofrece la asociación Parkinson Asturias. El colectivo, que lleva un lustro con delegación en Occidente, se trasladó el pasado septiembre a La Caridad, donde se realizan unas actividades imprescindibles para los usuarios: "Ayuda mucho. Te sirve para relacionarte con otras personas que tienen lo mismo".

Parkinson Asturias es una de las cinco asociaciones asturianas que trabajan con esta enfermedad neurodegenerativa, crónica y progresiva y que cumplen un papel fundamental en la vida de los afectados. "Desde el sistema sanitario los pacientes reciben atención puntual; la atención continuada solo se ofrece desde las asociaciones de pacientes, que son un soporte fundamental para atenderlos", recuerda la directora de la entidad, Yolanda Villanueva. En este sentido, explica que el colectivo siempre tuvo la preocupación "de llevar la atención rehabilitadora a todas las áreas sanitarias".

La asociación ofrece atención social, psicológica, fisioterapia, logopedia, acuaterapia, musicoterapia y talleres de estimulación cognitiva. En el caso de la delegación franquina, lunes, martes y jueves, de diez y media a doce y media, los usuarios acuden a una sala de La Caridad cedida por el Ayuntamiento. Los martes y viernes tocan las sesiones de acuaterapia en la piscina del hospital de Jarrio. Ahora mismo son trece usuarios los que se benefician de este servicio, que además cuenta con una línea de transporte de Jarrio a Vegadeo para desplazarles a las actividades. "Es un grupo maravilloso", dice Celia María Méndez que imparte el taller de estimulación cognitiva, con el que busca frenar el deterioro cognitivo y mejorar su bienestar emocional.

"Abarcamos mucho, porque incluso viene gente de Carcedo y Luarca", precisa la delegada occidental Mayte Núñez. Ella llegó al colectivo por la enfermedad de su padre y dice que participar en todas estas terapias marcó en su caso "un antes y un después". "Socialmente es una enfermedad complicada, pero ver que hay más gente con tus mismos síntomas les ayuda", precisa.

Mucho trabajo por hacer

Núñez considera que queda mucho trabajo para dar a conocer la enfermedad y también lo que hacen las asociaciones y, por eso, anima a dar el paso, a llamar y a informarse sobre la actividad que se realiza. "Es una terapia muy beneficiosa", añade. La directora de Parkinson Asturias apunta también que estas terapias permiten una buena evolución de los pacientes, porque les ayudan tanto a mejorar como a estabilizarse. "Es una enfermedad tan multisintomática que hay que trabajar todos los aspectos, desde la parte física y cognitiva, a la comunicación o la psicológica", añade Villanueva. En este último aspecto señala que el impacto del diagnóstico del párkinson es "brutal" porque de repente te hablan de una enfermedad que no tiene cura.

Villanueva señala que hace falta dar a conocer la propia enfermedad ya que, pese a ser la segunda en grado de prevalencia en España, sigue confundiéndose con otras como el Alzheimer. "El aumento de la esperanza de vida hace que el número de afectados aumente", apunta. En España existen 180.000 personas diagnosticadas, 4.000 en Asturias.

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