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Reyes de la ilusión en Cangas del Narcea

"Es el mejor regalo que nos pudieron hacer, es felicidad", aseguran los pacientes del hospital sobre la visita de los Magos de Oriente

Visita a Aitana Fernández, en brazos de su madre, Caterina Díaz. Al lado, su padre, Adrián Fernández. D. Á.

Los Reyes Magos aún se dejaron ver ayer en Cangas del Narcea. Después de una noche de duro trabajo repartiendo regalos no se quisieron ir sin visitar personalmente a las personas a las que les tocó pasar un día tan mágico como la de Reyes en el hospital y en la residencia de mayores. La primera parada fue la planta pediátrica del hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa donde cinco niños permanecían ingresados.

En estas habitaciones fue donde los Reyes Magos causaron un mayor impacto. Los menores les observaban con asombro al coger directamente de sus manos los regalos. Casi sin pestañear y con timidez Silvia García Costales, de cinco años, se aferró a la mano de Melchor y ni siquiera se atrevía a desenvolver los regalos que le habían dejado sobre la cama. Cuando por fin dio el paso descubrió que habían acertado al traerle una Nancy, a la que rápidamente sacó de su caja, y un estuche de maquillaje. "Lleva ingresada desde el sábado y esta visita nos gustó mucho, hace ilusión", reconocía su madre Silvia Costales.

Entre los niños visitados también se encontraba una recién nacida, la canguesa Aitana Fernández, que se llevó a casa su primer regalo de Reyes entregado directamente por sus Majestades de Oriente.

La visita continuó por todas las plantas del hospital, hasta llegar a ver al medio centenar de pacientes ingresados, incluidos los que tienen que hacer diálisis o un paciente que se encontraba en la sala de reanimación. Para ellos, igual que para el personal, también había un regalo: una taza en la que se podía leer "Al pie de cien montañas? Cangas del Narcea".

"Este es el mejor regalo que nos pudieron hacer hoy, esto es felicidad y no se paga con dinero", agradecía así la visita de sus Majestades de Oriente la paciente Cesárea Diez, que junto a su compañera de habitación Carolina Fernández, recibieron con entusiasmo la visita sorpresa.

Y es que no hace falta ser un niño para disfrutar de los Magos de Oriente y los mayores ingresados en el centro hospitalario cangués demostraron ayer la ilusión que aún les despierta este día. "Vimos por la ventana pasar a los Reyes en la planta de arriba y estábamos pendientes de si llegarían hasta aquí", explica José Cachón, que agradeció mucho la visita. Su compañero de habitación asegura que incluso le emocionó. "Los estábamos esperando, nada más que los vimos pasar por el otro lado ya me emocioné", reconoce José García.

El recorrido de los Reyes Magos finalizó a mediodía en la residencia de mayores Hogar San José, donde también llevaron unos regalos.

Los encargados de dar vida a los Magos de Oriente son cada año los voluntarios de la asamblea local de Cruz Roja que aseguran que lo que les hace repetir es "la ilusión con la que la gente nos recibe y la alegría que llevamos", explica Sandalio Gurdiel, Melchor. Luis Valdés, quien da vida a Gaspar, destaca la sorpresa que dan a la gente, que "aunque están enfermos sonríen y se ponen contentos".

El hospital se encarga de adquirir los regalos y es la responsable de Atención al Usuario, Paz Rodrigo, quien lo organiza todo para que salga perfecto. "Me encargo de coger los regalos y para los niños son personalizados según la edad, para lograrlo tengo que ir a por ellos el día antes y alguna vez me tuvieron que abrir tiendas", explica.

En el caso de la residencia es Cruz Roja y el Ayuntamiento quienes aportan el detalle.

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