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MIGUEL LLANA-VALDÉS | Aficionado a la botánica y padrino del Certamen de camelias "Villa de Luarca"

"Luarca se ha convertido en la capital de la camelia de Asturias"

"Es la flor perfecta, duradera; lo bonito que tiene es que hasta que se cae, no se marchita; además, tiene simetrías perfectas"

Miguel Llana-Valdés. REP. T. C.

El gijonés Miguel Llana-Valdés será el padrino del quinto Certamen-exposición de camelias Villa de Luarca, que abre sus puertas hoy a las cinco de la tarde en la plaza Alfonso X El Sabio con cincuenta y cuatro expositores. Le une a la cita valdesana su amistad con el promotor, José Manuel Alba, y su pasión por la botánica, una afición que cultiva desde hace años en la casa de su familia materna, en Salas. El certamen se podrá visitar de cinco a nueve, y mañana, de diez y media a una y media y, por la tarde, de cuatro y media a nueve.

-¿Qué le parece ser padrino de la cita?

-Me parece estupendo. Estoy muy ilusionado, orgulloso y honrado. José Manuel y yo nos hemos hecho muy amigos estos años y, aunque soy banquero de profesión, la jardinería es mi afición y tengo muchos amigos en este mundo.

-¿Cómo es el cartel de esta edición?

-El certamen está dando un salto importante, con camelistas de altísimo nivel y la posibilidad de ver camelias muy poco frecuentes, además de actividades complementarias ligadas a la fotografía y la pintura. Luarca se ha convertido en la capital de la camelia de Asturias y estoy convencido de que este año va a ser el del despegue de un certamen que va a ir a más. Me gustaría también destacar el gran trabajo de José Manuel Alba, para mí es un crack con un amor brutal a su tierra y me ilusiona mucho ayudarlo.

-¿Cómo es la afición asturiana a la camelia?

-Está creciendo, en parte gracias a las ferias de plantas de colección. La feria por excelencia es la que se hace en el Jardín Botánico de Iturraran, en el País Vasco, y que este año cumple dieciocho años. Es un punto de encuentro de muchos viveristas. Es verdad que el clima ideal de la camelia es el norte, digamos que Galicia y el occidente de Asturias son los espacios idóneos por sus suelos ligeramente ácidos, aunque en el resto de Asturias también se dan bien.

-¿Qué necesita la camelia?

-La camelia necesita un sol no muy fuerte, ya que prospera en zonas de semi sombra, un suelo ligeramente ácido y agua. Es impensable en la Meseta.

-¿Es fácil cuidarla?

-Es una planta sencilla. Ya digo que aquí tenemos el clima perfecto y no hace falta ni regarla. Además, es una planta muy longeva.

-¿Está suficientemente valorada?

-Cuando trabajé en Navia ya me impresionaba la humildad con la que se las cuidaba. Se las trata con cariño. Lo que quizás aún no se ha dado aquí es la vocación de coleccionismo, que es más habitual en Galicia.

-¿Por qué engancha?

-Porque es la flor perfecta, duradera. Lo bonito que tiene es que hasta que se cae no marchita. Además tiene simetrías perfectas y, al ser una flor de invierno, cuando está todo más apagado ella va floreciendo. Yo llevo unos cuatro años plantando camelias y pasé de tres a noventa. Ya no tengo sitio para más.

-¿Cuál es su preferida?

-Es como preguntar a qué hijo quieres más? pero me gusta muchísimo una que se llama camelia Higo, me produce especial fascinación. También me llama la atención la camelia blanca.

-¿Cuáles son los consejos para iniciarse como aficionado a la camelia?

-Hay que tener un poco de sitio en el jardín, tampoco mucho porque aguanta bien la poda y, por tanto, se puede podar para que tenga un tamaño pequeño. Hay que dejarse asesorar, guiarse por los gustos y buscar un vivero de calidad. En Luarca hay uno maravilloso, que es viveros Ovalle. Es una planta que no requiere grandes conocimientos ni grandes cuidados. Además, hay una gran literatura y foros de internet interesantes. Hoy en día es fácil aprender e intercambiar conocimientos.

-En general, ¿Asturias tiene buenas cualidades para la jardinería?

-Tiene unas cualidades magníficas, con un clima maravilloso donde crece de todo. Hiela poco en invierno y por tanto hay unas condiciones óptimas para la jardinería, pero creo que no se valora lo suficiente. Quizás lo valoraban más los abuelos, que tenían más amor y contacto con la naturaleza.

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