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Los afectados por el fuego en 2017, sin tierra ni ayudas: "No nos recuperaremos"

"En el momento que vemos el verde se nos olvida todo lo que perdimos, sale vegetación pero no es la misma", afirman los vecinos de Degaña y Allande

Una zona repoblada en Degaña. D. ÁLVAREZ

"Fue una catástrofe de la que no vamos a recuperarnos nunca". Así de tajantes son los vecinos que sufrieron en sus montes e incluso en sus pueblos la oleada de incendios de octubre de 2017, tildada como la peor de la década y recordada por todos por llenar Asturias de humo y apagar durante un día la luz del sol. Los años han pasado y la rápida capacidad de regeneración de la naturaleza hace que las laderas luzcan sus brotes verdes que ayudan a olvidar lo sucedido, pero no para quienes viven de esos montes y quienes a día de hoy aún sufren las consecuencias en forma de argayos y arrastres de tierra en las laderas de las montañas más escarpadas afectadas por el fuego.

El fuego de 2017 calcinó miles de hectáreas en el Suroccidente y a su paso también se llevó ganado, construcciones, herramienta... pérdidas para las que el gobierno regional prometió ayudas que aún no han llegado a los afectados.

"Cuando estaba negro causaba un impacto muy negativo, en cuanto vemos el verde se nos olvida todo lo que perdimos y no vemos que el ecosistema cambió y que tardará tiempo en volver a ser lo que era, no se recuperará en esta generación", asegura Víctor García, guía de experiencias ecoturísticas de Trabáu. Comparte su opinión el ganadero allandés Fermín Herías: "Un monte que sufre un incendio de esa magnitud no se recupera. Va a salir vegetación pero nunca va a ser la misma, hay plantas que llegan a extinguirse". Recuerda que su padre encontraba en el monte orégano y plantas medicinales que ahora han desaparecido, y cree que es necesaria una gestión preventiva.

De hecho, los vecinos de la zona del Valledor ven que si de nuevo llega un incendio al valle volverá a arrasar con toda la zona, dada la gran cantidad de maleza que ya hay en sus montes.

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