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Los diez años de vuelo de "Panchita"

"Es una campeona de la estrategia", dicen los promotores de la recuperación del águila pescadora en Asturias al cumplirse una década del nacimiento del ejemplar de la ría del Eo

Una imagen de "Panchita" captada en Francia en el año 2012. OLIVIER SIMON

Quince hijos de tres parejas diferentes y una doble nacionalidad francoespañola que le permite pasar la mitad del año en una casita en el bosque francés de Orleans y la otra mitad (el periodo de invernada) a orillas de la ría del Eo, en el occidente asturiano. Aunque parece una historia de película, es la vida real de "Panchita", el águila pescadora más mediática de Asturias, que esta primavera soplará las velas de su décimo cumpleaños.

Quien mejor conoce su historia es Doriana Pando, la bióloga responsable del proyecto "Alerta Pescadora" con el que el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) busca recuperar la presencia de esta especie en el Principado. "'Panchita' es especial porque con ella cerramos el círculo", reflexiona Pando. Y es que su anillamiento en el Eo en enero de 2011 permitió seguirle el rastro y descubrir, gracias a la ayuda de los naturalistas franceses, que su segunda residencia está en Francia. El FAPAS explica que en esta década ha realizado diecisiete viajes entre la zona de reproducción y la de invernada, una distancia que "en línea recta supone más de 16.000 kilómetros recorridos".

Sobre el papel, un águila pescadora puede llegar a vivir alrededor de veinte años, así que Panchita podría estar en el ecuador de su vida. "Este bicho lo tiene todo para llegar a esa edad; es una campeona de la estrategia. Su ventaja respecto al resto de pescadoras es que sus sitios estratégicos están relativamente cerca y por lo tanto los riesgos en las migraciones son mínimos. No es lo mismo ir a África o tener que cruzar un desierto o dos mares que lo que ella hace. A menos kilómetros, menos riesgos", precisa Pando, que además apunta que la mayor mortalidad de las pescadoras se produce en los primeros años de vida. "El primer viaje es el más difícil; después, se van haciendo expertas, son espléndidas navegantes", añade la bióloga del FAPAS.

En su primera migración, "Panchita" decidió parar en el Eo y allí la capturaron los especialistas del FAPAS para colocarle su ya característica anilla amarilla con el número 82. Aquel operativo no estuvo exento de polémica ya que, aunque se produjo en la orilla asturiana de la ría, la Xunta abrió un expediente al colectivo asturiano y le amenazó con una sanción de 6.000 euros que finalmente no impuso. "Panchita" saltó así a la fama y desde entonces el FAPAS ha ido relatando cada una de sus aventuras. "Con ella se ve la utilidad del anillamiento, una simple anilla te permite reconstruir la vida de los bichos y Panchita está muy vigilada", añade Pando, que reconoce que le hace ilusión poder seguir "tan al detalle" su vida, sobre todo por lo que ha aprendido sobre las pescadoras en este tiempo.

De "Panchita" sabe que ha tenido quince pollos de tres parejas con las que ha vivido en tres emplazamientos diferentes. "Es muy buena hembra y defiende muy bien el nido, nunca perdió una temporada de cría", explica Pando. Como curiosidad, cuenta que uno de los dos pollos que "Panchita" puso en su primera puesta pasa los inviernos en una marisma de Castro Marim, pueblo portugués que hace frontera con Huelva. La actual 'residencia' de Panchita, que estrenó en 2019, está en el embalse de Ravoir y le viene como anillo al dedo para su vida mediática: está en un observatorio y cuenta con una cámara que retransmite en directo.

La última vez que fue vista en el Eo fue el 19 de febrero y el día 28 ya estaba en Ravoir, pues siempre es una de las más madrugadoras. "Parece que tiene un calendario, es increíble la precisión con la que viaja y que vaya siempre al mismo sitio", apunta la bióloga, que cada año la visita no solo en el Eo, sino en su segunda residencia de Orleans.

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