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Tapia pasará otro verano sin su piscina de agua salada, que acaba de limpiar para mantenerla

Operarios municipales, hace unos días, limpiando la piscina de agua salada de Tapia. T. CASCUDO

Tapia acometió estos días labores de limpieza y mantenimiento en su piscina de agua salada, cerrada desde el año pasado al público al producirse desprendimientos en el talud lateral. Aunque el problema sigue sin estar resuelto, al no haber acuerdo aún con Costas para su reparación, este año sería igualmente inviable abrir este espacio. Así lo indica la Alcaldesa, Ana Vigón, quien apunta que la crisis del covid-19 impone serias restricciones a estas instalaciones, obligadas al control de aforo, al cambio periódico del agua y a la desinfección de las instalaciones, algo complejo en el caso de la piscina tapiega.

No en vano, la piscina de Tapia dispone de un espacio de solarium de 120 metros cuadrados, lo que deja poco margen para limitar el espacio y, encima, tiene un suelo de madera, lo que hace más difícil la desinfección. A ello hay que añadir que se trata de una piscina de agua salada donde el agua no se clora y que tiene un complejo sistema de vaciado, solo posible en momentos puntuales con grandes mareas (de coeficiente mínimo de 70).

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