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El juez anula el acuerdo para salvar el cine Goya, que será derribado en agosto

El fallo ve "inaceptable" el pacto con la propiedad para eludir una sentencia anterior y el Alcalde admite que "es un día triste para Valdés"

Estado actual del cine Goya de Luarca, a la derecha. A. M. SERRANO

El cine Goya de Luarca, tal y como se planteó en el proyecto de rehabilitación, será historia este año. Tras un largo y tedioso proceso judicial, el Ayuntamiento de Valdés tendrá finalmente que derribar una parte del edificio por no cumplir con la volumetría y la altura que prevé el planeamiento urbano. El magistrado del juzgado de lo contencioso administrativo número 3 de Oviedo pone así fin al caso, iniciado en 2012, en un duro auto en el que apela a la responsabilidad y anula el acuerdo alcanzado por el gobierno local y las propietarias.

El Ayuntamiento de Valdés y las demandantes enviaron el pasado febrero un escrito al juez informando de un preacuerdo sellado por ambos que, según su opinión, pondría fin a sus diferencias y evitaría el temido derribo de un edificio público. Grosso modo, el pacto consistía en comprar un terreno que linda con el cine Goya a las demandantes, modificar el plan urbano y hacer una plaza en el espacio resultante. Para esta operación el Ayuntamiento llegó a reservar 500.000 euros.

Tras recordar la historia y poner fechas a todo lo ocurrido, el magistrado manifiesta en el auto que "es enteramente inaceptable que tantos años después desde la firmeza de la sentencia, y habiendo mediado multitud de requerimientos al Ayuntamiento, apercibimientos e incidentes de ejecución (...), la administración municipal, con la sorprendente anuencia de las recurrentes, pretenda, muchos años más tarde, que la ejecución de la sentencia se convierta en otra cosa, que nada o muy poco tiene que ver con lo resuelto".

La sentencia que ordena el derribo para "devolver el edificio a la legalidad" es de 2018. Entonces gobernaba en Valdés el equipo socialista liderado por Simón Guardado, que en un recurso apeló a la imposibilidad de dar cumplimiento material al fallo. Fue en vano. El nuevo gobierno, también socialista, intentó "por todos los medios" evitar esta demolición parcial en un edificio que costó aproximadamente dos millones de euros. Tampoco obtuvo frutos.

El Alcalde, Óscar Pérez, no dudó ayer en recordar que el anterior ejecutivo local, del mismo signo político, no inició negociación alguna "cuando tocaba" para evitar el derribo. "Es un día triste y una fecha negra" para Valdés, dijo.

"El Ayuntamiento ya no tiene ahora nada más que hacer, solo cumplir la ley", subrayó.

El proyecto de demolición se redactará con la mayor premura para que las obras puedan empezar entre agosto y septiembre. "Se trata de una actuación difícil", informó Pérez, quien estimó que los trabajos en el edificio no concluirán antes de finalizar el año.

Con la demolición, el edificio quedará casi inservible porque, una vez hecha la obra, no habrá comunicación física entre la planta baja y las superiores. También desaparecerán los aseos y el espacio resultante, más allá de una segunda obra, no será el suficiente para hacer un auditorio.

El gobierno preguntará a los servicio jurídicos si de este proceso se desprenden o no responsabilidades técnicas o políticas. No obstante, Pérez, destacó que "si el juez no habla de responsabilidades ni abre otra causa, no lo haremos nosotros; además, en este gobierno no queda ningún responsable de entonces", dijo.

También queda en el aire si lo que quedará de cine Goya será o no Museo del Calamar Gigante de Luarca. "No sabemos qué pasará con el edificio porque antes tenemos que ver cómo queda", destacó Pérez. Con respeto al Museo del Calamar Gigante, el regidor anunció que se buscará una ubicación temporal "con tantos metros como el anterior museo y en el casco urbano de Luarca". Además, puso fecha de apertura: verano de 2021.

Por lo demás, el antiguo cine quedará sin posibilidades y solo se podrá reflotar "con más dinero público, pero creemos que en este edificio ya se ha gastado mucho", opina el Alcalde. En todo caso, en su momento se estudiará qué hacer: "Tal vez una sala polivalente o de exposiciones". El cine Goya se compró en 2007. Se reformó por completo y nunca abrió. En 2012, dos vecinas iniciaron una batalla legal que ganaron y que ha terminado abocando al derribo.

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