Bárbara González de Cangas (Campo de Caso, 1974) lleva en el hospital de Jarrio desde julio de 2001. Hizo su especialidad en medicina familiar y comunitaria en el centro coañés y ya no se marchó del Área I. Tras trabajar en diferentes centros de salud, en 2011 fue nombrada directora médica de Atención Primaria y, desde entonces, está en labores directivas. El pasado 4 de diciembre, casualmente día de Santa Bárbara, inició su andadura como gerente, un puesto que le atraía como "un buen colofón a un proyecto de gestión". Ayer atendió a LA NUEVA ESPAÑA para repasar la situación sanitaria del Noroccidente, donde se contabilizan 41.733 tarjetas sanitarias.
"El Área ha experimentado una caída poblacional muy importante de más de 30.000 usuarios en los últimos treinta años y esa sangría demográfica influye a nivel sanitario. Tiene un porcentaje de población envejecida muy importante a los que hay que dar servicio y no podemos olvidar. Aspiro a conseguir una plantilla estable que pueda satisfacer las necesidades de salud y a seguir ampliando los modelos de calidad que tenemos. Cuando se creó el hospital fue una revolución para la zona y le auguro una larga vida".
"Me gustaría mantener la cartera de servicios. También desarrollar un proyecto de hospitalización a domicilio pensando en los pacientes vulnerables que viven en sitios muy alejados y potenciar los modelos de telemedicina".
"Los hospitales comarcales son poco atractivos para las nuevas generaciones, aunque cuando vienen por movilidades forzosas se encuentran con un hospital pequeño, pero donde se hacen muchas cosas, donde se puede aprender mucho de las patologías más prevalentes y donde trabajan equipos de profesionales cohesionados y bajo modelos de calidad que ellos desconocían. Necesitamos poder hacer más atractivos los comarcales, fomentando la investigación, incentivando a los profesionales y ofreciendo modelos que faciliten la conciliación".
"Encaramos la pandemia con tres radiólogos y ahora vamos a tener la plantilla completa con cuatro profesionales y eso es una muy buena noticia. Los puntos calientes ahora están en oftalmología, con problemas desde 2016 y que tiene dos plazas vacantes y en anestesia, donde llegó un profesional, pero siguen huecos. También nos gustaría tener un segundo cardiólogo y un apoyo para la neuróloga".
Las obras se tenían que haber entregado el 31 de diciembre de 2019 y no se hizo. Se le concedió a la empresa una prórroga de un mes y, a principios de febrero, entregó de manera parcial la primera fase. A principios de mayo la empresa comunicó que quiere resolver el contrato y ese expediente de rescisión se está tramitando. Supone retrasar la obra del hospital del siglo XXI, pero en ningún momento esta situación nos ha afectado a nivel asistencial ni de prestación de servicios".
"Fuimos un área privilegiada con solo 41 positivos y hace más de un mes y medio no hay ninguno. No quiero olvidar el trabajo ingente de todos los profesionales, sanitarios y no sanitarios, que se han dejado la piel para procurar que no hubiera más casos. No podemos bajar la guardia en ningún momento y menos ahora porque va a empezar a venir gente y por tanto hay que extremar las medidas. Aunque no fuimos un hospital covid, la pandemia obligó a paralizar el 55% de las consultas y el 50% de la actividad quirúrgica. Nos repondremos con actividad por las tardes, aunque en este momento, por iniciarse el periodo vacacional, no podemos apretar el acelerador. Los pacientes urgentes se han intervenido durante el covid-19, con lo que no ha quedado paralizada toda la actividad. Sobre los centros de salud cerrados, fue una situación coyuntural y no va a haber cierre de dispositivos en el Área I. Se va a retomar la normalidad en la medida que podamos a lo largo de las próximas semanas".
