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El franquino que quiere enseñar a elegir casa

"Me sorprende la desinformación de la gente, la vivienda debería ser una segunda piel", subraya Jorge Martínez

Jorge Martínez, en la casa pasiva que construye en Valdepares. T. CASCUDO

Si algo nos enseñó el confinamiento fue a disfrutar y a valorar más el hogar. Muchos se dieron cuenta de las deficiencias de su vivienda y otros empezaron a pensar en la posibilidad de cambiar su piso por una casa, con espacio para disfrutar al aire libre. Lo sabe bien el franquino Jorge Martínez, que regenta una firma de arquitectura y construcción con sede en Tapia, y que ya está notando el aumento de consultas en su negocio.

Su empresa, Método Crea, comenzó ofertando proyectos de interiorismo y decoración, pero, tiempo después, dio el salto a la construcción con idea de ofertar un paquete completo. Lo hizo a la vista del desencanto que veía en algunos clientes, frustrados tras un tedioso proceso constructivo que no había cumplido sus expectativas y que les había provocado infinidad de quebraderos de cabeza. Ahora quiere dar un paso más y abrir en la zona un aula de formación para asesorar a las personas interesadas en construir su vivienda.

"Me llama la gente y me sorprende la desinformación y los datos erróneos interiorizados desde hace años que se tienen. Cuando compramos un coche lo miramos todo, pasamos meses informándonos, y con una casa, siendo una inversión mucho mayor, la gente se decide mucho más rápido", indica. Martínez considera que "la arquitectura y la construcción deben evolucionar" y, por eso, apuesta por las casas pasivas. El concepto nació en Alemania en la década de los ochenta del siglo pasado y empieza a calar hondo en España. El franquino es un firme convencido de sus ventajas y se esfuerza en divulgar los pilares fundamentales de este tipo de construcciones.

Su empresa, que también está implantada en Foz (Lugo), está ultimando una casa en Valdepares que será la primera del Occidente certificada por el Passivhause Institut. Además, construye dos más en Valdés y Tapia y tiene en proyecto la primera urbanización de edificación sostenible de la comarca que, si no hay cambios, se levantará en suelo franquino. Cuando la casa de Valdepares esté lista, en cuestión de semanas, pretende organizar unas jornadas de puertas abiertas en las que proyectará un vídeo para enseñar todo el proceso constructivo y que la gente vea las "tripas" de la vivienda: "Detrás de cada pared hay muchas cosas que a simple vista no se ven. Quiero que se pueda ver el proceso desde los cimientos".

Martínez está convencido de que una vivienda "debería ser una segunda piel" y, por eso, apuesta por las casas pasivas, por ser "viviendas saludables, confortables y eficientes". Las claves de estas construcciones residen en un buen aislamiento, en evitar los puentes térmicos, disponer de ventilación mecánica con recuperación de calor, hermeticidad al aire y ventanas de altas prestaciones. "Yo siempre hago un símil y digo que una casa pasiva es como un termo, muy hermético y bien aislado, por eso, se mantiene tan bien la temperatura. Antes nos dedicábamos a cuidar la casa y ahora es la casa la que puede cuidar de nosotros", precisa. El precio de estas viviendas es entre un diez y un quince por ciento superior al de la construcción tradicional, pero la inversión se recupera en menos de una década. Y es que, por ejemplo, en estas casas apenas hace falta poner la calefacción, con lo que el gasto anual en este servicio podría rondar los 200 euros al año. Sí que es fundamental una buena orientación, con la zona más ciega al norte y las zonas de mayor estancia orientadas al sur. "Son casas que prácticamente no consumen", añade Martínez

Todo esto se basa en datos comprobables ya que ahora, existe tecnología que permite medir diferentes parámetros del hogar como la calidad del aire. En este sentido, dice que hay viviendas en las que la calidad del aire interior es muy mejorable: "Mucha gente se preocupa por la contaminación ambiental, pero tiene peores niveles en su propia casa. Cometemos muchos errores como limpiar con productos químicos y hacer una mala ventilación".

Este empresario se inició en la construcción de casas pasivas en el año 2017, tras un largo proceso formativo, y es consciente de que cada vez es un término más conocido. "Al principio era un nicho de mercado más reducido y ahora vemos una tendencia en aumento y ya le va sonando a la gente. También vemos que hay un cambio de mentalidad", indica. Aún así sabe bien que es un proceso lento y quiere contribuir a que el concepto llegue a más gente, de ahí su plan para abrir un aula de formación que espera tener lista este año. "Queremos mostrar a la gente que hay otras maneras de construir, por eso nos planteamos crear esta aula donde podrán formarse, informarse y asesorarse y entender que la arquitectura debe de ir ligada a la salud", añade.

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