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Tres siglos de historia en Mazonovo

Los ferreiros que se ocupan del mazo santallés reivindican la importancia de un espacio singular: es el único de España en activo

La herrera Paz Prieto explica el funcionamiento del mazo a un grupo de turistas. T. CASCUDO

"Soy Paz y este es mi lugar de trabajo". Así se presenta la andaluza Paz Prieto, herrera de primera generación, a los visitantes que se acercan al mazo de Mazonovo, en Santa Eulalia de Oscos. Es consciente de lo mucho que llama la atención una mujer en un sector históricamente dominado por los hombres y, también, de la particularidad del Mazonovo: el único mazo de España que compagina su carácter museístico con el uso cotidiano con fines comerciales. Prieto, de 36 años, es discípula de Friedrich Bramsteidl, ferreiro (como se conoce la profesión en la zona) austriaco que se hizo cargo en 2006 de este mazo, del siglo XVIII, salvándolo de la ruina y convirtiéndolo en uno de los recursos estrella de la comarca. En 2019 rozó los 4.000 visitantes. Este año será prácticamente imposible alcanzar esa cifra, ya que a las restricciones del covid-19 hay que sumar el embrollo jurídico en el que se encuentra la propiedad.

Los dueños ordenaron cerrar el mazo en febrero hasta renovar el acuerdo de cesión con el Consistorio santallés, sin embargo, este trámite se está demorando porque los propietarios carecen de documentación clara que pruebe su titularidad. Es la razón por la que el Ayuntamiento va a encargar un estudio sobre la propiedad. Mientras esto ocurre, y conscientes de que "va para largo", la empresa Ferreiros de Mazonovo, S. L. L., formada por Bramsteidl y sus tres discípulos, ha contratado un seguro de responsabilidad civil para el mazo que les permita salvar el verano. Esta opción, que cuenta con el beneplácito de parte de la propiedad y el apoyo de la asociación de turismo rural Oscos-Eo, les está permitiendo seguir recibiendo visitas. Desde finales de julio, el mazo ha recuperado las visitas guiadas, aunque, de momento, con menos entradas que otros veranos. "Mucha gente cree que seguimos cerrados y hay menos movimiento", lamentan estos profesionales.

Bramsteidl está convencido de que en cualquier otro lugar de Europa el mazo sería un recurso mucho más aprovechado y valorado. "Hace tiempo que digo a los alcaldes de la zona que deberían apostar más por este pasado del hierro. Habría que investigar más y abrir esta historia al turismo internacional", añade el austriaco. Su compañero, Víctor Aguilar, andaluz como Paz Prieto, incide en la necesidad de investigar más el pasado de la zona para arrojar luz sobre la explotación antigua del mineral.

La visita guiada al Mazonovo permite a los visitantes sumergirse en un espacio que ha aguantado el paso de tres siglos sin apenas cambios. Los ferreiros se esfuerzan por contextualizar el valor del edificio en una época en la que los mazos y los herreros eran "indispensables" para la fabricación de útiles para la vida cotidiana, desde herramientas de campo y cocina a herrajes. Por ejemplo, objetos como los clavos, que se fabricaban por cientos en toda la comarca occidental, "eran muy importantes porque daban de comer a muchas familias".

El mazo de Mazonovo fue el último que se construyó en el concejo, donde se contabilizaron un total de nueve, más una ferrería. Cerró sus puertas en el año 1974 y fue rehabilitado por el Principado en 1993, "por eso lo pudimos conservar de manera bastante buena". Además de narrar la historia, los ferreiros muestran al visitante el funcionamiento de este ingenio hidráulico que fue fundamental durante décadas y que gracias a ellos aún permanece en activo y con uso diario.

En uno de los grupos que visitó el mazo este fin de semana estuvo presente una familia de Langreo, que se desplazó para conocer los Oscos. "Lo que más me gustó fue ver a una mujer haciendo esto. Además lo explica muy bien", señala Juana García. Compartieron espacio con una familia valenciana, que disfrutó enormemente con las explicaciones de Paz y con el privilegio de ver en plena forma un ingenio del siglo XVIII. Hasta el 15 de septiembre, el mazo se puede visitar de martes a sábado mañana y tarde y los domingos solo por la mañana.

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