La empresa Carbones la Vega ha recibido la autorización del Gobierno del Principado para comenzar con la explotación de carbón en la mina Miura, situada en la localidad ibiense de Villares, en la parroquia de Tormaleo, donde hace más de cinco años se paralizó la actividad minera que se desarrolló tanto en interior como a cielo abierto. No obstante, el trabajo en la mina y en la zona era visible desde hace unos años, puesto que desde finales de 2017 la empresa ha estado trabajando en el proyecto de investigación y en la preparación de las instalaciones.

"Ahora pasamos a ser mina en explotación y también de restauración, ya que desarrollaremos los dos trabajos al mismo tiempo", explica el ingeniero Roberto Valdés. Una extracción de carbón que llega en un momento crítico del sector con el fin de las térmicas y el cierre de las minas privadas que no pudieron devolver las ayudas a finales de 2018.

La explicación del futuro de esta mina, que ya tuvo explotación minera en el pasado, está en que la compañía no se centra en la extracción de carbón térmico para la generación de electricidad sino "en una antracita especial con poco azufre que nos coloca en otro mercado, de mayor valor añadido", explica el ingeniero.

En el proyecto presentado por la empresa a la Administración regional se recogía que la zona a explotar, la denominada "capa 4", cuenta con una antracita considerada de alta calidad o "premium". Una categoría que le viene asignada por sus propiedades caloríficas y un bajo contenido en azufre, cenizas y volátiles. Por lo que el destino que la empresa planea para el material extraído está vinculado a acerías, hornos eléctricos, fundentes, recarburantes, fabricación de baterías, uso doméstico o incluso la exportación.

Tras el trabajo de investigación realizado, la compañía calcula que cuentan con una reserva de 250.000 toneladas de antracita y que podrán extraer unas 50.000 0 60.000 al año, manteniendo de este modo el trabajo durante cinco años en la mina.

"No es una minería grande pero permite mantener 40 o 45 puestos de trabajo", explica Roberto Valdés, que añade que en la actualidad ya hay 38 personas trabajando. De hecho, a finales de mayo buscaban empleados y junto con el Ayuntamiento de Ibias se reservaron tres puestos destinados a trabajadores que decidieran asentarse en el pueblo con las familias. A la llamada acudieron varios interesados y al menos una familia llegada de Andalucía se trasladará a la parroquia de Tormaleo gracias al trabajo en la mina.

Aparte de la extracción, señalan que el proyecto incluye un cronograma para la restauración de 56 hectáreas de la Corta de la Braña de Eiroa. A este proyecto minero presentó alegaciones en 2019 la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies con la preocupación de que el nuevo proyecto minero sirviese para encubrir "la obligatoria restauración de las antiguas minas existentes, y que se pretenda solapar una supuesta explotación para no restaurar las minas abiertas en la Corta de la Braña de Eiroa", explica Fructuoso Pontigo, representante del grupo ecologista. Asegura que no se opone al desarrollo del trabajo en la mina, que reconoce que puede ser muy importante para una zona que sufre los efectos de la despoblación, pero exige que se realice con garantías ambientales.

Pontigo recuerda que "ha sido práctica tradicional de las actividades mineras en Asturias el abandono de la actividad cuando el recurso escaseaba, dejando sin efectuar las tareas de rehabilitación y restauración ambiental de la explotación, que es obligatoria, pues la fianza o garantía financiera depositada no cubría los gastos de la rehabilitación y se dejaba el espacio minero con graves afecciones ambientales después de años".

Aunque se presentaron alegaciones, la autorización de explotación salió adelante y así fue comunicado la semana pasada. Sin embargo, la Coordinadora destaca que desde la Consejería se admite la necesidad de estar vigilantes respecto de la restauración, "algo que tiene que garantizarse", subraya.