El periodista leonés Pedro Lechuga Mallo, presidente de la Asociación de Periodistas de León y decano del Colegio Profesional de Periodistas de Castilla y León, presentó en Tineo, donde tiene lazos familiares, su libro "Covid-19-periodistas", siendo el primer lugar de Asturias en el que lo ha dado a conocer. En él recoge la visión de 19 compañeros de profesión que trabajan en 19 países repartidos por los cinco continentes con el objetivo de dar una visión global sobre la respuesta ante la pandemia y en el que analiza temas como la proliferación de bulos o la libertad de prensa y la censura. Algo que el propio libro sufrió por parte de la plataforma Amazon, inicialmente elegida por el autor para distribuir su libro, que rechazó hacer su publicación argumentando que quería que sus clientes "solo tengan acceso a las fuentes oficiales" sobre covid-19.
- ¿Cómo analiza el veto de Amazon?
- Les mandé un correo electrónico en el que les expuse que me parecía un ataque a la libertad de prensa porque en el libro se recogen las reflexiones y opiniones de 19 periodistas, no hablamos de ningún tratamiento médico, y me contestaron insistiendo en que solo quieren que se tenga acceso a las fuentes oficiales. Aceptar esto supone que los periodistas y los medios sobramos, porque si queremos que la ciudadanía solo tenga acceso a las fuentes oficiales vamos a una sociedad como la de China. Fuente oficial no es siempre sinónimo de veracidad.
- Asegura que la pandemia deja una lección sobre la libertad de prensa.
-La pandemia nos ha enseñado la importancia de que haya libertad de prensa no solo en nuestro país, sino a nivel internacional. Que no haya libertad de prensa en China ha afectado de forma radical a que el virus se haya expandido. El periodista José María Rodero lo comenta, los medios chinos solo distribuyen la información oficial y los corresponsales extranjeros tienen muy difícil poder hacer su trabajo porque es imposible encontrar una fuente alternativa. En el libro me pregunto qué hubiera ocurrido si la pandemia en lugar de nacer en China hubiera sido en Holanda o España o Portugal. Pues hubiera cambiado mucho, porque lo que hubieran dicho los gobiernos a nivel mundial habría tenido más credibilidad y en cualquiera de estos países el gobierno podría decir misa, pero los periodistas podrían haber ido a fuentes alternativas.
-¿Cómo fue el trabajo de los medios en España?
-En España la periodista entrevistada fue Elsa González, expresidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, y coincido con ella en que durante las primeras semanas de la pandemia, cuando se defiende desde la fuentes oficiales que solo iba a haber unos pocos casos, que no había que preocuparse, a los medios nos faltó cierta agilidad. Nos creímos esa versión oficial, fueron muy pocos los medios que lo cuestionaron; faltó que los periodistas dudaran y fueran a otras fuentes a investigadores y científicos de aquí, de Italia? Pero pasadas las primeras semanas de "shock" inicial nos rehicimos del error y creo que se informó de manera correcta, dando voz a la ciencia y a la medicina, denunciando las negligencias de los gobiernos.
- ¿Y en cuanto a las imágenes?
-Lanzo la pregunta de si quizás hubiera sido más positivo haber mostrado imágenes más crudas de la realidad que se estaba viviendo y todos coinciden en que no hay realidad ni situación dura de la que un periodista no pueda informar. En nuestro país hace 20 y 30 años estábamos acostumbrados a ver imágenes de los atentados terroristas, si fuera hoy se tildaría de innecesario y sensacionalista. Pero ¿cómo transmites a la sociedad el drama y el caos que se estaba viviendo? Ha habido un buenismo, una autocensura con las imágenes. A lo mejor visto lo visto cómo se está comportando la ciudadanía hubiera sido más positivo mostrarlas, para que la gente se diera cuenta de lo que estaba pasando en España. Es un dilema que tenemos siempre y no se llega a un consenso de dónde está la línea entre el sensacionalismo e informar.
-¿Qué le sorprendió de otros países?
-En Portugal, la gente se autoconfinó antes de que el gobierno lo pidiera. En Marruecos, desde el primer día la mascarilla fue obligatoria y en el mes sagrado del Ramadán cerraron las mezquitas. En México, los cárteles de la droga han aprovechado la pandemia para ganarse el favor de la sociedad repartiendo alimentos entre la población.
