El campo de La Garita, uno de los parajes más pintorescos de la costa occidental, ofreció ayer una imagen inédita para tratarse del último domingo de agosto. Es una fecha marcada en rojo por los vecinos de Cadavedo, que abarrotan cada año este enclave para celebrar la fiesta en honor de la Virgen de La Riegla, La Regalina. Este año, no pudo ser, por eso y por la incesante lluvia, apenas hubo gente a mediodía junto a la icónica ermita. Aún así, los vecinos se esforzaron por conservar la esencia de la fiesta, luciendo el traje típico y divulgando, en las redes sociales y desde la casa del Padre Galo, el popular pregón de José Manuel Fernández.

"Es un día raro, diferente y muy especial por todo. Tenemos una ansiedad contenida de ver que hoy es el día grande, en mi caso hace 53 años que lo vivo, y ver que no podemos celebrarlo", indicó el pregonero en los últimos diecisiete años, José Manuel Fernández, que se vio obligado a cambiar el pregón in extremis cuando el viernes les denegaron el permiso para leerlo en La Garita. A pesar de todo, la Sociedad Popular La Regalina quiso hacer llegar el texto a la gente y lo emitió por primera vez en la historia en formato virtual: "No es lo mismo que vivirlo en el campo de La Garita, pero es la única manera", lamentó. Y así lo expuso en el texto recitado en la popular faliecha:

"Nun pudu ser, Regalina, /

Que nel tou día, Virxina, /

Celebrate, nun deixaron /

Lus festexus que tol anu /

Esperas na tou Garita".

El sermón sirvió como cada año para hacer un recuento irónico a los últimos acontecimientos, con especial acento en la pandemia del covid-19 que ha provocado que por cuarta vez en la historia La Garita se quedara sin fiesta. Desde 1931 solo no se celebró en 1936, 1937 y 1938, por culpa de la Guerra Civil, y en 1992, cuando el temporal obligó a trasladar la fiesta a la iglesia. Algo parecido ocurrió ayer, pues solo se autorizó la misa, que inicialmente iba a ser en La Garita, pero el mal tiempo obligó a celebrar en la iglesia, oficiada por el párroco Santiago Rancaño.

Volviendo al pregón, Fernández habló, entre otras cosas, del rey Juan Carlos, "el que un gran paisanu fora, riesponsable, campechanu, aoura, deix'a la Curona a lus pies de lus caballus", de la exhumación de Franco y de las elecciones generales de noviembre, haciendo un repaso al nuevo gobierno de Pedro Sánchez. En clave comarcal, reclamó a los políticos la defensa del hospital de Jarrio y pidió la reapertura de los consultorios cerrados por culpa de la pandemia. A nivel local agradeció el asfaltado de los caminos de los pueblos y también la reapertura del bosque -jardín de La Fonte Baixa y criticó la situación del cine Goya, que debe demolerse parcialmente sin que hubiera responsabilidades políticas. No desaprovechó la ocasión para pedir al regidor valdesano, presente en la misa junto a parte de su gobierno, mejoras en el entorno de la playa o en la señal de televisión.

Por su parte, los vecinos que ayer no quisieron perderse su cita con La Riegla, expusieron su pesar por la atípica jornada: "Da mucha pena, pero no queda otra".