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La vuelta al cole en Berzana se queda colgada

Las dos alumnas del pueblo de Tineo que iban al monte en busca de cobertura para hacer los deberes siguen igual o peor: ahora no tienen transporte

Rut y Cristina Cornás, ante la pantalla sin conexión a internet, en su casa de Berzana. DEMELSA ÁLVAREZ

"Sin conexión a internet". Es el mensaje que muchos días aparece en la pantalla de los ordenadores portátiles de Rut y Cristina Cornás, estudiantes tinetenses de 13 y 12 años, cuando intentan conectarse a la red. Durante el confinamiento, ambas, junto a su prima Nerea Cantón, buscaron a las afueras del pueblo en el que residen, Berzana (Tineo), un lugar donde poder captar cobertura para seguir sus clases online y hacer las tareas que les proponían los profesores. De este modo, dentro del coche o si hacía buen tiempo sentadas en un remolque, en una pista forestal en el monte, pasaron algunos días haciendo los deberes y los trabajos escolares.

Su problema, contado por LA NUEVA ESPAÑA, dio mucho que hablar y puso de manifiesto la realidad más dura de los estudiantes de las zonas rurales, sin conexión o muy mala para tener clases por internet. Ahora, seis meses del confinamiento, la vuelta al cole de las chicas se antoja más que difícil. Porque su situación poco ha cambiado respecto a la conexión, que en su casa depende de la cobertura móvil y resulta ser inestable.

"Tras salir en el periódico un amigo nos instaló una antena que amplifica la cobertura, eso nos permitió tenerla dentro de casa y aunque estamos mejor de lo que estábamos, no es la panacea porque sigue fallando algunos días", explica Iván Cornás, padre de las menores.

Señala que el objetivo de la familia es buscar una solución de la que todo el pueblo pueda beneficiarse. Para ello piden que se adapte para telefonía el repetidor de señal de televisión instalado en una localidad próxima, Valserondo. No obstante, recuerda que en los presupuestos para 2020 del Ayuntamiento de Tineo se incluye una partida de 40.000 euros para mejorar los repetidores, "pero dijeron que no iban a actuar en esta zona porque está previsto que llegue la fibra óptica para el 2021 o el 2022. Pensamos que eso se puede alargar más en el tiempo y para cuando llegue ya no hará falta y mientras tanto tenemos que buscarnos la vida", expone Iván Cornás.

Sin la imposibilidad de movimiento que imponía el confinamiento se ven subiendo a diario por las tardes a Tineo para acudir al telecentro. Como explica Rut Cornás, que el año pasado ya hizo su primer año de Educación Secundaria, para seguir un curso normal en el instituto ya es necesario tener acceso a internet. "Sin necesidad de que las clases sean online nos mandan muchos trabajos, para los que hace falta internet, tenemos que acceder a diferentes plataformas y blogs para hacer ejercicios y luego enviarlos y con nuestra conexión muchos días no se puede hacer y otros ni tenemos", cuenta.

No es al único problema al que se enfrenta esta familia ante el inicio escolar. El transporte es otra de sus preocupaciones. Con el paso al instituto, las menores han perdido el derecho a que el transporte vaya a recogerlas a su pueblo y tienen que trasladarse a la localidad cercana de El Rodical, a 1,3 kilómetros, donde hay una marquesina a pie de carretera. "Hasta 2012 venían a recoger a una chica que iba al instituto y durante los años de colegio también tuvieron siempre el transporte hasta el pueblo, pero ahora nos dicen que como estamos a menos de 1,5 kilómetros ellas deben trasladarse por su cuenta hasta allí", explica Iván Cornás, que el pasado curso optó por llevar él directamente a su hija al instituto, a 7 kilómetros de la localidad, y no dejarla en El Rodical.

El problema que se encuentran las menores para hacer ese recorrido de 1,3 kilómetros es que son carreteras rurales, sin arcén, ni acera, ni iluminación, a lo que se suma que durante las mañanas de gran parte del curso el recorrido tendrán que hacerlo de noche. Aseguran que en la zona ya se ha visto merodear algún oso. "Propusimos hasta pagarles el trayecto que hacen de más hasta el pueblo, pero no lo aceptaron", explica Sonia González, madre de las menores, que ve con indignación cómo los políticos hablan de la necesidad de luchar contra el despoblamiento de las zonas rurales mientras recortan los servicios.

"Si decidiéramos vivir en un piso en Tineo no tendríamos ninguno de estos problemas, tendríamos conexión a internet e ir caminando al instituto no supondría un inconveniente", añade el padre, que calcula que cuando empiece el curso acabará pasándose de 3 a 4 horas en el coche si tiene que finalmente llevar a sus hijas al colegio, a lo que suma las tardes que tenga que llevarlas a clases de refuerzo o al telecentro.

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