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La oferta hostelera de Ibias se queda corta en un verano a tope

La coincidencia del cierre de los dos restaurantes en San Antolín complica la hora de comer a los muchos visitantes del concejo

Ambiente en la piscina de San Antolín de Ibias este verano. REPRODUCCIÓN DE D. Á.

Ibias ha vivido uno de sus veranos más concurridos. Tanto en la capital del concejo como en sus pueblos se notó a lo largo de estos últimos meses la tradicional llegada de las familias con orígenes en el municipio para disfrutar de sus vacaciones, así como de visitantes que buscaban la tranquilidad de la zona rural para perderse en rutas de senderismo, áreas recreativas y para aprovechar el buen tiempo de esta zona del Suroccidente en su piscina. Con este aluvión de visitas la oferta hostelera se quedó corta, especialmente en San Antolín de Ibias, donde por causa de la baja por accidente de la dueña, uno de los dos restaurantes de la capital permanece cerrado desde antes del verano y el otro tuvo que echar su cierre temporal, también por baja médica de uno de sus dueños, a principios de septiembre.

"Ibias ya necesitaba antes de que se diera esta situación reforzar la infraestructura hotelera y hostelera, tenemos poco más de 50 plazas hoteleras y los sitios para comer en el municipio son contados", apunta la alcaldesa Gemma Álvarez, que espera que algún emprendedor se anime a abrir nuevos negocios a raíz de la buena afluencia de visitantes que ha tenido Ibias este verano. "Son negocios que funcionan muy bien, no es algo precario", recalca Álvarez, que asegura que el restaurante de la capital que pudo mantenerse abierto hasta el mes de septiembre dio a diario este verano unas 50 comidas de media.

Uno de los lugares en los que más se notó la llegada de veraneantes fue en la piscina. El buen tiempo que asegura este municipio del Suroccidente siempre hizo que la piscina de San Antolín de Ibias fuera un gran atractivo, pero este año se multiplicó. Su responsable, Enol Méndez, asegura que muchos días se llegaron a registrar caravanas de coches en el acceso al área recreativa y colas para acceder a la piscina desde por la mañana. "Fue el año que más gente tuvo la piscina, no recuerdo haber visto colas para entrar nunca y además dimos muchas comidas de parrillada", explica. De hecho, recibieron a muchos visitantes que no acudían a la piscina, pero que buscaban un lugar para comer. "Aquí no podíamos dar comidas sobre la marcha, eran por encargo, pero al menos teníamos bocadillos para que no se fueran sin comer", añade.

En la oficina de turismo apuntan que se notó mucho la llegada de motoristas que pasaban el día en el concejo y también una afluencia superior a otros años de autocaravanas.

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