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De mecánico en Huelva a minero en Tormaleo: "Aquí los niños se crían mejor"

Luis Pérez acepta un trabajo en Villares para establecerse con su familia en Asturias: "Nos enamoramos de esto, de la calidad de vida que hay"

Por la izquierda, la alcaldesa de Ibias, Gemma Álvarez, Roberto Valdés y Luis Pérez, con sus hijos Ana y Juan Luis Pérez, en la mina de Villares. D. Á.

Luis Pérez del Río y su mujer Manoli Landero, junto a sus dos hijos Ana y Juan Luis Pérez, de 10 y 6 años, han dejado su casa en Huelva para trasladarse a vivir a Ibias gracias a un puesto de trabajo en la mina Miura de Villares, en la parroquia de Tormaleo. No dudaron en arriesgarse y volver a aparcar su vida en su Andalucía natal para regresar a vivir a Asturias, donde estuvieron instalados durante cinco años, hasta hace uno, en Cangas del Narcea.

En mayo la empresa Carbones La Vega, titular de la mina de Villares, realizó una oferta de empleo con 5 puestos de trabajo y en coordinación con el Ayuntamiento de Ibias se buscó que al menos tres se destinasen a gente del concejo o familias que se instalaran en el municipio. Uno de los puestos se cubrió con un trabajador del concejo que retornó con su pareja de Oviedo, otro fue para Luis Pérez, que no dudó en trasladarse desde Huelva, y finalmente los otros tres puestos se cubrieron con trabajadores de los concejos cercanos.

"La oferta de trabajo despertó mucho interés, recibimos hasta 300 llamadas y correos electrónicos, pero la mayoría no cumplían los requisitos de los puestos ofertados", explica el ingeniero de la mina Roberto Valdés.

Luis Pérez, electromecánico, tuvo claro que quería un puesto de trabajo en la mina desde que un amigo le envió la oferta. "Yo estaba trabajando de mecánico allí y un amigo me envió un mensaje en el que me decía que tenía una oferta con un trabajo que era para mí, me pasó el anuncio y moví cielo y tierra hasta que hablé con el ingeniero, le envié mi currículum y en 48 horas estaba aquí", explica el trabajador, que reconoce que, durante el último año, la familia había estado soñando con volver a Asturias. De hecho, asegura que aún tenían cajas sin abrir de la mudanza de regreso a Huelva.

"No enamoramos de esto y este sitio es estupendo, la gente es un encanto, echábamos de menos la calidad de vida que hay aquí, como criar a los niños, saber con quién andan, la educación que hay...", expone Luis Pérez.

Su mujer, aunque tenía trabajo temporal tampoco dudó en seguir a su marido de vuelta a Asturias, porque coincide en que compensa la calma que ofrece la zona para criar bien a sus hijos. Ambos acudirán al colegio San Jorge de Luiña donde la matrícula de este curso será de 7 alumnos. "Con todo lo que está pasando nos sentimos como reyes, allí los colegios tienen 27 niños por aula, esto es una tranquilidad", recalca Manoli Landero.

En cuanto al trabajo, Manoli Landero espera que pueda surgir algo, aunque ve que es una zona complicada. En un principio, otra empresa local había ofrecido un puesto para la pareja del empleado de la mina que se trasladase con su familia, pero por ahora no ha salido adelante.

Por lo que respecta al contrato laboral de Luis Pérez, la empresa asegura que será para largo plazo, puesto que en los tres meses que lleva trabajando ha cumplido con las expectativas. Las previsiones es que el trabajo en la capa que en la actualidad están explotando, la capa 4, se alargue durante 5 años más. Luego el objetivo es poder trabajar también en la capa 3, lo que supondría alargar el trabajo en la mina otros 12 años, y también seguir explorando otras zonas para ampliar la explotación.

La producción que se extrae de esta mina, que había estado funcionando hasta 2005 y que hasta 2017 no retomó la actividad de nuevo, es antracita de alta calidad conocida como "premium" que se destina al sector siderúrgico y "usos especiales". Por ahora, el material que sale de la mina de Villares se queda dentro de España.

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