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El asteroide doble al que echaron el ojo en Valdés

Faustino García, aficionado con un gran telescopio en Muñás, impulsó el estudio del cuerpo celeste en su grupo de observación, con veinte miembros

Imagen que muestra la posición del asteroide doble. REP. DE T. C.

El astrónomo danés Poul B. Jensen descubrió en 1986 la existencia de un asteroide al que denominó "(4092) Tyr" y, treinta y cuatro años después, un grupo de aficionados españoles, entre los que se encuentra el valdesano Faustino García, ha desvelado que en realidad es un sistema binario. Es decir, no es un único asteroide, sino dos de un tamaño muy parecido.

"Es poco frecuente encontrar asteroides dobles y menos que lo hagan astrónomos amateur. Es un golpe de suerte, pero supone una gran satisfacción", precisa García, que desde su observatorio de Muñás de Arriba sigue la pista a este cuerpo situado ahora a 163 millones de kilómetros de nuestro planeta.

Para entrar en materia, cabe decir que la Real Academia Española (RAE) define un asteroide como un "cuerpo menor del sistema solar, de dimensiones inferiores a 1.000 km de diámetro y que frecuentemente gira alrededor del Sol entre las órbitas de Marte y Júpiter". Añade García, que se aficionó a la astronomía en la década de los ochenta y es miembro fundador de la Sociedad Astronómica Omega de Asturias, que una de las razones por la que interesa observarlos es porque son uno de los objetos más primitivos del sistema solar:

Han sufrido poca metamorfosis y conservan bastante información del origen del sistema solar". Además, el hecho de dar con uno doble permite avanzar en el conocimiento de cómo son estos cuerpos y entender su naturaleza pues "pueden ser dobles porque hayan chocado o porque se atraen por cualescencia". Fue el valdesano quien propuso al recién creado Grupo de observadores de asteroides, con casi veinte miembros por todo el país, prestar atención a "(4092) tyr" (como curiosidad, Tyr es el dios de la guerra en la mitología nórdica). Encajaba dentro de sus objetivos de trabajo ya que estaba bien posicionado para la observación, tenía un brillo asequible para sus aparatos y, además, había muy poca información registrada sobre sus cualidades. Al grupo le gustó la idea y el 20 de agosto se pusieron manos a la obra. Cuenta García que este asteroide en concreto se deja ver entre que se hace de noche y hasta las dos o tres de la madrugada.

Con el paso de los días los astrónomos se empezaron a percatar de que algo raro ocurría con "(4092) Tyr", pues su curva (la variación del brillo en el tiempo) era un tanto anómala. Esa anomalía se debe a que los asteroides fueron observados en fase de eclipse con lo que al pasar un cuerpo frente al otro proyectaba sombra y la curva de luz caía de manera importante. "Esa pérdida de luz se acentúa mucho en el momento del eclipse", matiza García. La hipótesis de este grupo de astrónomos fue confirmada hace unos días por el experto checo Petr Pravec, que fue quien les animó a enviar un telegrama al organismo The Central Bureau for Astronomical Telegrams (CBAT) para dar cuenta del hallazgo.

Cabe decir que el descubrimiento no se puede atribuir en exclusiva al grupo de astrónomos españoles sino que, coincidiendo con su investigación, dos astrónomos franceses se percataron también de que "(4092) Tyr" era un cuerpo doble. Así que el "Grupo de observadores de asteroides" decidió incluirlos en el telegrama como codescubridores. "Es una de esas coincidencias temporales que se dan en la ciencia, una casualidad que empezaran a la vez que nosotros", apunta García.

De "(4092) Tyr" se sabía su diámetro de 6,8 kilómetros y su albedo o reflectividad, que es de 0,2 (es decir, el 20% de la luz que irradia), pero ahora, gracias al trabajo en el que colaboró el valdesano, los astrónomos tendrán constancia de que es un sistema doble con dos cuerpos casi iguales (su relación de tamaño es de 0,45 el pequeño sobre el grande) y que tarda dieciséis horas en dar una vuelta completa, además de disponer de una curva actualizada. El grupo español seguirá observando a "(4092) Tyr" hasta el mes que viene y entonces tendrá que despedirlo ya que empezará a estar demasiado bajo para seguirle la pista. No volverán a verlo hasta dentro de unos años.

El valdesano es un apasionado de la astronomía, pero también de la divulgación y siempre que puede acoge a grupos interesados en la observación del universo. Se lo muestra con su telescopio de diez pulgadas, en el corazón de Muñás de Arriba. Aprovecha la ocasión para reivindicar la importancia de que se preste atención a la contaminación lumínica: "Aquí tengo buen cielo, pero las farolas directas son muy molestas. Deben ser apantalladas por arriba y hay que evitar la luz blanca".

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