El carácter emprendedor y el ingenio de Ana María Acevedo García, agricultora radicada en Llosoiro, Coaña, le han valido un reconocimiento nacional: el segundo puesto de los premios de excelencia a la innovación para mujeres rurales, dentro de la categoría "Excelencia a la innovación de la actividad agraria".

El galardón, impulsado por el Ministerio de Agricultura, distingue al proyecto de Acevedo, Flor Galana, una explotación agrícola integrada de carácter familiar dedicada a la producción de faba asturiana de la Indicación Geográfica protegida (IGP) y de verdina. Además del cultivo y venta del producto, la explotación tiene tienda online y realiza también visitas guiadas.

Acevedo, protagonista de un reportaje en este periódico hace apenas dos días, contaba en él que su vinculación con el campo le viene de cuna, ya que sus padres se dedicaban a la agricultura y ella ya ayudaba en esas labores con 13 años. Arquitecta de formación, la crisis económica que se inició en 2008 cercenó su crecimiento en esa profesión, y las circunstancias personales la empujaron definitivamente hacia el sector primario. Trabaja conjuntamente con su marido, aunque tienen empresas separadas, y son padres de dos hijos, lo que les obliga a un esfuerzo extra para conciliar.

No es la primera vez que Ana María Acevedo, natural de Arbón, en Villayón, es considerada para un premio nacional. El año pasado fue finalista de los galardones "TalentA", que entrega Fademur (Federación de Mujeres Rurales) y la empresa Corteva, por la idea de un envase, "Fabafresh", que alarga la vida de la faba fresca mediante un sistema de congelación al vacío.

La agricultora noroccidental tiene muy claro que ha de seguir por la senda de la innovación, quiere "no dejar de aprender y seguir apostando por cosas nuevas. Está claro que tienes que conocer lo de atrás con un ojo puesto en el futuro, lo que no podemos es hacer las cosas como treinta años antes. Vivimos en la sociedad del siglo XXI, pero no quita que tengas que respetar el medio ambiente y los saberes de antes. Lo bueno es utilizar todas las herramientas, las del pasado y las del presente".

El Ministerio solo encontró un proyecto más atractivo que el de la asturiana, el de María Rosas Alcántara, de Villafranca de Córdoba, que por su producción integrada de hongos y aceite de oliva virgen.