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Una ganadería veigueña, pionera en producir carne ecológica de gochu asturcelta

"El futuro del sector depende de que se pague un precio justo por el producto y se haga control de la fauna salvaje", afirman en Casa Cabo

Una ganadería veigueña, pionera en producir carne ecológica de gochu asturcelta

La ganadería Casa Cabo, en la localidad veigueña de Sela da Loura, puede presumir de diversidad de especies (suma trescientas cabezas de diez razas de ganado bovino, ovino-caprino, porcino y caballar) y ahora también de ser la primera del mundo en producir carne ecológica de la raza gochu asturcelta. Los titulares de la explotación, Domingo López y Noelia de Prado, defienden a capa y espada un proyecto apegado a la tierra y respetuoso con el entorno, pero consideran que el futuro del sector ganadero depende de que se pague un precio justo por el producto y de que se haga un control de la fauna salvaje.

"Si esto sigue así, en quince años se acaba la ganadería", señala López, que perdió en lo que va de año cincuenta animales por ataques de lobo. Dice convencido que fue el peor año, pues solo en agosto y septiembre contabilizó 31 animales muertos. "No hay un día de tregua. El del lobo es ahora mismo nuestro principal problema", lamenta.

Este ganadero de 39 años se puso al frente de esta explotación de cinco generaciones en el año 2005 y en 2016 inició la reconversión a ecológico, convencido de los beneficios de este cambio de mentalidad. La última raza en sumarse al cambio fue la de gochu asturcelta, que trabajan desde 2007 por la "calidad de la carne". La suya es una de las dos ganaderías de asturcelta que hay en Vegadeo. En Casa Cabo tienen veinticinco cabezas, aunque esperan aumentar la cabaña.

"La reconversión a ecológico es un proceso que es muy lento y laborioso, porque tienes que tener todas las fincas certificadas, además necesitas mucho terreno. No lo hace más gente por las trabas que ponen y el papeleo que supone todo ello", confiesa esta pareja, que defiende también la calidad del ganado que pasta en las 120 hectáreas que tienen disponibles.

"Los animales dan la mitad de problemas que pueden dar en una explotación convencional, aumenta el bienestar animal una barbaridad. Es muy raro usar un antibiótico", añade.

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