Los jóvenes empresarios luarqueses lo tienen claro: o llegan ayudas directas de la Administración o sus negocios están muertos. Para ilustrar la situación desesperada en la que se encuentran con las nuevas medidas contra la crisis sanitaria, los emprendedores repartieron esquelas por toda la capital de Valdés en las que anuncian la defunción de la hostelería y del ocio nocturno.

La iniciativa parte de varios empresarios con edades comprendidas entre los 28 y los 33 años. Una de ellas es Charo Casteleiro, que regenta un alojamiento desde hace cuatro años y ahora, apunta, se enfrenta “sólo a pérdidas”. “No sabemos lo que pasará, pero si cierran Asturias y si cierran los concejos del centro, me pregunto cómo vamos a tener ingresos los alojamientos”, destaca Casteleiro, al tiempo que asegura que los gastos no han menguado. “Por eso creemos que necesitamos ya ayudas directas de la Administración”, señala.

Susana Suárez, por su parte, tiene un bar nocturno en la capital valdesana. “Nos recortan en horario, pagas por una licencia de bar de noche y te dicen que te reinventes, ¿pero cómo?”, se pregunta. En todo este tiempo también ha visto descender sus ingresos “sin que nadie se preocupe por nuestra situación ni por nuestro futuro”, censura.

Jonathan Suárez es otro empresario de Luarca descontento con la falta de interés por el sector musical y cultural, “uno de los más perjudicados”. “Yo llevo parado desde marzo, no hay actividad y no hay contratos, y así es imposible resistir”, advierte. Alejando Guerra y Arancha Suárez se presentan como dos jóvenes emprendedores y hosteleros con dificultades para ingresar. “Criminalizan a un sector y no se dan cuenta de que detrás de cada autónomo hay una familia”, reflexionan.