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El vino de Cangas, puesta a punto tras la vendimia

Un mes después de finalizar la cosecha, los productores realizan labores de mantenimiento y acondicionamiento de las plantaciones

José María Martínez, en su viñedo de Las Barzaniellas. | D. Á.

Hace un mes que finalizó la cosecha, pero el trabajo no se detiene en los viñedos del Suroccidente. Aprovechando el buen tiempo, muchos son los viticultores que dedican estas semanas a acondicionar las plantaciones. “Mejoramos las condiciones del suelo, lo cavamos para oxigenarlo, darle esponjosidad y hacer drenajes con el objetivo de facilitar su absorción y de que lo que entre en la tierra tenga la capacidad de llegar a las raíces de la planta”, explica José María Martínez, viticultor y presidente de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Vino de Cangas.

Este tipo de labores suelen hacerse en primavera, pero este año es diferente. Adelantada la vendimia y cancelada la vida social por la pandemia, ahora es el momento propicio para ir adelantando trabajo y mejorar las condiciones de la viña, apunta el viticultor.

Unas semanas de transición que también sirven para asegurar el mantenimiento tanto en la maquinaria como en el viñedo.

José María Martínez explica que una de las tareas que suele realizar en noviembre o ya entrado diciembre, como será el caso de este año, es salir al monte de su propiedad, donde tiene castaños, para buscar madera y crear postes que sirvan para renovar los que se reparten por todo el viñedo con la función de crear las hileras de vides.

En diciembre también se se inicia la poda, que se alarga hasta el inicio de la primavera. Este es un trabajo obligatorio en las plantaciones y esencial para preparar la planta de cara a la nueva cosecha. La actividad en las bodegas tampoco se para. Un mes después de la vendimia, los vinos están en plena elaboración. Han finalizado las fermentaciones alcohólicas y el producto ha empezado a pasar de los depósitos a las barricas.

Revolver las barricas

En el caso de la bodeguera de la DOP Carmen Martínez, sus vinos ya están reubicados desde mediados de octubre. Su mayor producción es de vino blanco y en este momento lo mantiene con sus lías, por lo que a diario debe acudir a la bodega para revolver las barricas.

El objetivo es conseguir unos blancos “más untuosos”, explica la bodeguera. Mientras, los tintos están realizando su fermentación maloláctica.

Carmen Martínez, removiendo las lías de su vino blanco. | D. Á.

“El trabajo duro es el que se hace en el viñedo, pero ahora, aunque puedes trabajar con más tranquilidad, también estamos en un momento clave para conseguir el vino con el sabor que quieres”, explica Carmen Martínez, de bodega Las Danzas, quien reconoce que la elaboración se está viendo empañado de nuevo por la incertidumbre ante la situación sanitaria, que cada vez parece complicarse más.

Ver que de nuevo cierra las puertas la hostelería, principal cliente del sector vinícola, preocupa y mucho a esta bodeguera, que en septiembre pasado sacó sus primeros vinos y que ahora, en estos meses, estaba dándolos por fin a conocer

Y mientras, la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Tonos verdes, amarillos, anaranjados y rojizos tiñen durante el otoño los viñedos de Cangas.

Las parcelas que salpican las laderas de las montañas del Suroccidente ofrecen estos días un espectáculo de color impresionante que anuncia que la vid está llegando al final de su ciclo, a punto de entrar en el letargo del invierno.

Aunque lacaban de finalizar un periodo productivo, las plantas de la vid no dejan de trabajar y ya se están preparando para la cosecha del próximo año, absorbiendo los máximos nutrientes posibles de la tierra fértil de Cangas del Narcea.

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