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Genestoso despide al joven que murió quemado al encender la cocina de leña

“Se le va a echar mucho en falta, era un chico muy querido”, lamentan los vecinos del fallecido

Salida del féretro con los restos de José Manuel Álvarez, ayer, de la iglesia de Genestoso. D. Á.

Con una sensación de vacío se quedó ayer Genestoso tras despedir a su vecino José Manuel Álvarez Tablado, el joven de 30 años que falleció a causa de las quemaduras que sufrió en un accidente doméstico mientras encendía el fuego de la cocina de leña de su casa. Sus vecinos aún no pueden creerse que ya no lo vayan a ver paseando por las calles del pueblo o llamando a la puerta de sus casas para disfrutar de un buen rato de conversación.

“Se le va a echar mucho en falta, era un chico muy querido, no paraba, siempre lo veías por el pueblo y se relacionaba mucho con todos los vecinos, le gustaba darse una vuelta por todas las casas y, sobre todo, le gustaba hablar con la gente mayor”, recuerda Paloma López, vecina de Genestoso.

Ayer por la tarde, vecinos, amigos y familiares se dieron cita en la iglesia para brindarle una cariñosa despedida y arropar a sus padres, rotos por el dolor de tener que decir adiós a su único hijo. Además, sus allegados hacían hincapié en lo unidos que estaban. José Manuel Álvarez siempre vivió en la casa familiar de Genestoso y trabajaba con sus padres en la ganadería, por lo que era común verlos a diario juntos por el pueblo, trabajando o cuando salían a la villa. Nadie podía ocultar ayer la pena por la pérdida de una vida tan joven y más aún por el trágico suceso que llevó al fatal desenlace.

El accidente ocurrió el sábado por la tarde. José Manuel Álvarez estaba encendiendo el fuego de la cocina de leña y decidió echar un poco de alcohol. Una acción que provocó una inflamación que alcanzó el recipiente. José Manuel Álvarez lo pisó entonces para intentar apagar el fuego, pero no pudo impedir que su ropa se incendiase rápidamente. Aunque sus padres le ayudaron a deshacerse de la ropa, para entonces el fuego ya le había causado quemaduras en buena parte del cuerpo.

“Es tan trágico que no nos lo creemos; pensábamos que en Madrid podría recuperarse”, dicen, perplejos, en el pueblo

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Una ambulancia lo llevó en un primer momento al hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea y de ahí, esa misma tarde, fue derivado a Oviedo, al HUCA. Durante la noche lo sometieron a una intervención quirúrgica y, finalmente, por la mañana, se decidió su traslado a la Unidad de Quemados del Hospital de La Paz de Madrid, donde tampoco pudieron hacer nada por su vida y falleció la noche del domingo.

“Es una pena la forma en la que murió, es tan trágico todo que en el pueblo no nos lo creemos, nos parece mentira”, insistía ayer Paloma López, quien asegura que nadie se podía imaginar este final. “No pensábamos que iba a acabar así, creíamos que con el traslado a Madrid tendría una recuperación lenta, pero no esto”, lamenta.

Tras la celebración del funeral en la iglesia de Genestoso, muchos de los asistentes al oficio quisieron acompañar a José Manuel Álvarez en su último recorrido por las calles de su pueblo.

Lo hicieron caminando detrás del coche fúnebre durante el trayecto hasta el cementerio, para ahí darle su último adiós rodeado por las numerosas flores con las que sus seres queridos quisieron homenajearle en su despedida.

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