El mercado semanal de Tapia recuperó hoy cierta normalidad con la incorporación de los vendedores del textil, que regresan tras el permiso para reabrir el pequeño comercio en el Principado. Pese a todo, los ánimos están bajos: “La gente no se anima nada, están todos los mercados igual”.
Lo dice María del Pilar Rodríguez, que vende verduras en los mercados del Noroccidente. “A ver si va esto cambiando algo”, precisa. A su lado, asiente Abelardo González, vendedor de embutidos mariñano: “El verano nos sirvió, pero ahora está esto muy flojo y la gente del pueblo no se atreve a subir”.
Dice Gonzalina Fernández, de la firma boalesa de embutido Pico Fiel, que ella nota mucho la falta de la gente mayor, que ha dejado de acudir a los mercados: “Tienen mucho miedo. Me pasa mucho en Luarca también. Hay gente que igual llevo tres o cuatro meses sin ver, bajan un día y ya te dicen que no vuelven en un mes. Eso no pasaba antes”, precisa.
“Está muy flojo, hay poca gente. No hay ganas de comprar”, señala la comerciante de textil Hafida Hamdi. Ella considera que el cambio de ubicación establecido en verano por el consistorio tampoco ayuda. “Antes estábamos en la plaza, en el centro del pueblo, era mejor”, apunta. Sobre esto hay división de opiniones, pues hay gente que cree que, aunque ahora el mercado esté más lejos del centro, se gana en comodidad con una disposición lineal que facilita el paseo y da visibilidad a todos los puestos. “El sitio no está mal, pero la gente mayor no se anima a subir”, opina el comerciante de verdura y fruta Francisco Díaz.
“Ahora mismo hay cincuenta y cinco puestos; es imposible volver a la antigua ubicación"
La alcaldesa, Ana Vigón, explica que con la actual situación sanitaria es inviable el regreso a la antigua ubicación, donde es más difícil mantener las distancias y lograr el espacio necesario. Vigón señala, pese a los ánimos bajos de los comerciantes, que hay más ambulantes que otros inviernos y que no dejan de recibir solicitudes: “Ahora mismo hay cincuenta y cinco puestos y dada la situación sanitaria es imposible reubicarlos en el espacio que había. Tenemos que mantener esta ubicación y creo que se ha ganado comodidad y zona de aparcamiento”.
Entre las voces optimistas está la de Clara García, de Calzados Edelmiro, satisfecha por retomar la actividad en Tapia. “Nos tardaba volver y a la gente también. Tapia en invierno es así, pero yo veo animada a la gente y lo importante es poder trabajar”. En su caso pudieron mantener ciertos ingresos ya que trabajan mercados del Occidente y de la Mariña lucense, donde en ningún momento se interrumpió la actividad de los mercados pese a la pandemia.