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Se queda sin trabajo el andaluz que se trasladó con su familia a Ibias enamorado de la "calidad de vida" de Asturias

Luis Pérez denuncia que no se cumplieron todas las condiciones ofertadas para el empleo

Por la izquierda, la alcaldesa de Ibias, Gemma Álvarez, Roberto Valdés y Luis Pérez, con sus hijos Ana y Juan Luis Pérez, en la mina de Villares.

Luis Pérez del Río dejó su Andalucía natal junto a su mujer Manoli Landero y sus dos hijos menores, por un puesto de trabajo en la mina Miura de Villares, en la parroquia ibiense de Tormaleo, pero su sueño de establecerse en Asturias acaba de truncarse. Después de seis meses de trabajo, a mediados de diciembre le avisaron de que estaba despedido. El trabajador andaluz asegura que las condiciones ofertadas tanto de trabajo como para el traslado de la familia a Ibias no se cumplieron en su totalidad y explica que el problema surgió cuando le planteó a su jefe que no haría horas fuera de su horario laboral para arreglarle un coche particular si no se cumplía con las condiciones ofertadas para el puesto de trabajo. Por su parte, el ingeniero de la mina Roberto Valdés explica que el despido fue por un tema laboral y que no tiene que ver con el arreglo de un coche: “Cuando se le hizo el contrato indefinido, empezó con malos modos a reclamar el aumento de sueldo y se le despidió”.

El trabajador pide que le reconozcan unos daños y perjuicios para poder regresar a su casa. “Al final me he quedado en la calle, aquí no tengo futuro”.

Así nació la oferta

En mayo la empresa Carbones La Vega, titular de la mina de Villares, realizó una oferta de empleo con 5 puestos de trabajo y en coordinación con el Ayuntamiento de Ibias se buscó que al menos tres se destinasen a gente del concejo o familias que se instalaran en el municipio. Uno de los puestos se cubrió con un trabajador del concejo que retornó con su pareja de Oviedo, otro fue para Luis Pérez, que no dudó en trasladarse desde Huelva, y finalmente los otros tres puestos se cubrieron con trabajadores de los concejos cercanos. "La oferta de trabajo despertó mucho interés, recibimos hasta 300 llamadas y correos electrónicos, pero la mayoría no cumplían los requisitos de los puestos ofertados", explicaba entonces el ingeniero de la mina Roberto Valdés.

Luis Pérez, electromecánico, tuvo claro que quería un puesto de trabajo en la mina desde que un amigo le envió la oferta. "Yo estaba trabajando de mecánico allí y un amigo me envió un mensaje en el que me decía que tenía una oferta con un trabajo que era para mí, me pasó el anuncio y moví cielo y tierra hasta que hablé con el ingeniero, le envié mi currículum y en 48 horas estaba aquí", contó el trabajador, quién reconoció que, durante el último año, la familia había estado soñando con volver a Asturias. De hecho, asegura que aún tenían cajas sin abrir de la mudanza de regreso a Huelva.

"No enamoramos de esto y este sitio es estupendo, la gente es un encanto, echábamos de menos la calidad de vida que hay aquí, como criar a los niños, saber con quién andan, la educación que hay...", relataba Luis Pérez. Su mujer, aunque tenía trabajo temporal tampoco dudó en seguir a su marido de vuelta a Asturias, porque coincide en que compensa la calma que ofrece la zona para criar bien a sus hijos. Ambos acudirán al colegio San Jorge de Luiña donde la matrícula de este curso será de 7 alumnos. "Con todo lo que está pasando nos sentimos como reyes, allí los colegios tienen 27 niños por aula, esto es una tranquilidad", contaba por aquel entonces Manoli Landero.

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