La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El matrimonio de Allande que vio destruida su casa por un incendio recibe donaciones de los vecinos para reconstruirla

Robustiano Arango, “Tano”, y Pilar González están pasando un mal momento tras perder su casa: “Parece de película, pero el fuego derritió todo, incluso los radiadores”

Incendio en Allande.

Robustiano Arango, “Tano”, y Pilar González están pasando por uno de los peores momentos de sus vidas. El matrimonio allandés recuerda estos días con nostalgia la que fue su casa de siempre, heredada de los padres del primero y perfectamente restaurada por ellos. El mismo hogar que ardió sin remedio en la madrugada del Año Nuevo pasto de unas incontrolables llamas con origen, según las primeras hipótesis, en la caldera. “Parece de película, pero el fuego derritió todo, incluso los radiadores”, cuenta apenada a este diario una de las cuatro hijas del matrimonio, Isabel Arango.

Tano y Pilar no están “para declaraciones ni para fotos” por eso es su hija, con la que viven en Prada tras el suceso, la que hace de portavoz familiar. “Tienen que volver a empezar de nuevo”, destaca. “Es cierto que salvaron la vida, pero ahora flaquean las fuerzas para seguir”, matiza Isabel.

Con todo lo que tiene de tragedia la realidad sería más amable si se hablara de un matrimonio joven. No es el caso. Robustiano y Pilar tienen 84 y 75 años, respectivamente. En su casa dejaron los recuerdos de su larga existencia, todos los muebles heredados y restaurados como le gusta a Pilar, fotos y hasta la necesaria medicación. “Hay que ponerse en el lugar de las personas que lo pierden todo de un día para otro. Es muy duro”, señala Isabel.

Robustiano Arango, “Tano”, y Pilar González, en sus bodas de oro, hace tres años. | Reproducción A. M. S.

La familia al completo (matrimonio e hijos) reflexiona ahora sobre la posibilidad de restaurar la casa. Lo harán con los ahorros de todos, dispuestos a afrontar unas obras que son importantísimas para este momento vital de los afectados. Cuenta Isabel que sus padres parecen al margen e intentan “disimular”. Sin embargo, la pena se palpa en el ambiente. Robustiano Arango y Pilar González se refugian en un día a día algo anodino en Prada, un pueblo que dista 8,5 kilómetros de la casa donde formaron una familia y fueron felices. “Se nota mucho que no están donde quieren, pese a estar cerca, nunca será lo mismo”, detalla Isabel. Apenas salen a la calle, como le gusta hacer a Robustiano, y Pilar está menos hacendosa de lo habitual. “Les propongo salir a pasear al perro o hacer cosas en casa... da igual; están desanimados”, añade su hija.

La pena del matrimonio, que se dedicó a la ganadería “y sacó adelante a sus cuatro hijos con mucho esfuerzo”, es conocida y sentida en todo el conejo. Tanto es así que el Ayuntamiento de Allande ha abierto dos cuentas para que los interesados en ayudar económicamente al matrimonio tengan la posibilidad de hacerlo (ES39 0081 5350 1000 0110 6714, de Banco Sabadell, y ES80 3059 0035 1032 6984 982, de Caja Rural de Asturias). Ambas tienen como titular a Robustiano Arango Fernández.

La vivienda incendiada, al fondo. | Cedida por Bomberos del SEPA

La familia agradece la solidaridad y espera poder confirmar que pronto empezarán las obras. Esta misma semana, mientras esperan por el informe de Bomberos de Asturias, la hija del matrimonio volverá al hogar donde se criaron para ver las opciones. De todo lo que recuerda, aquella fatal noche no pudo salvar nada material. Sí su vida y la de sus padres. Y también a las dos vacas, el ternero, el perro y el gato.

Compartir el artículo

stats