Unas muestras de vino de Cangas están madurando desde febrero en barricas fabricadas con roble autóctono, proveniente de los bosques de la zona suroccidental de Asturias. La Denominación de Origen Protegida (DOP) Vino de Cangas está llevando a cabo este proyecto en el marco del grupo operativo autonómico que está trabajando en la caracterización e innovación de los vinos DOP Cangas. El objetivo que se persigue con esta experiencia es analizar lo que aporta a los caldos la madera local, para constatar la posibilidad de sustituir las barricas de roble francés, consiguiendo de este modo que todo el proceso de elaboración de los vinos cangueses esté vinculado a la tierra.

Por ahora son cuatro las barricas fabricadas con roble local para albergar vinos monovarietales de cada una de las variedades de uva autóctona: albarín negro y blanco, carrasquín y verdejo negro. Aunque en esta primera prueba no se ha llegado a tiempo para poder disponer de verdejo.

Tras un mes en la barrica, el comité de cata de la DOP Cangas ya pudo realizar una primera prueba de los vinos, un proceso que se repetirá a lo largo de los próximos meses para estudiar la influencia de la madera en los aromas y en la calidad del vino. Unos análisis que al final permitirán determinar si las barricas dan un buen resultado a los vinos cangueses de crianza.

Otra de las vías de estudio del grupo operativo es la obtención de una “huella dactilar” del vino a través de analíticas, para lograr identificar sin dudas que un vino es de Cangas, tanto para los consumidores como para los órganos de control.