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Silvia Ollacarizqueta Arquitecta, directora de la consolidación del castro Chao Samartín

“Hemos encontrado el Chao Samartín tan mal como habíamos previsto”

“La polémica en torno al castro es falsa, pretendida por arqueólogos interesados en que nadie ajeno a su tutela trabaje en él”

Silvia Ollacarizqueta, en su despacho. | A. M. S.

Silvia Ollacarizqueta dirige la esperada consolidación del castro Chao Samartín de Grandas de Salime, de la Edad del Bronce (IX-VIII a. C.). Arquitecta por estudios, empleo y experiencia, trabajó durante diez años en asesoramiento y asistencia técnica arquitectónica y desde hace 17 tiene estudio propio con el también arquitecto Jaime Represa. Se confiesa “a gusto y motivada” en Grandas de Salime, un concejo que conoce desde 2016, cuando redactó el proyecto de consolidación que hoy dirige a pie de castro.

–¿Cómo ha encontrado el yacimiento grandalés?

–Tan mal como habíamos previsto, pero sorprende ver los daños causados por el sistema de los tejadillos. Estamos documentando de manera escrupulosa y detallada toda una suerte de patologías y alteraciones derivadas de las intervenciones perniciosas que nos han precedido. Dos años de retrasos han sido cruciales.

–¿Qué espera de la consolidación?

–Me remito a los objetivos indicados en el proyecto.

–¿Avanza la intervención a buen ritmo?

–Sí, estamos satisfechos. Ahora estamos trabajando en los estudios previos que testimonien tanto las actuaciones históricas como las más recientes, dado que existen grandes carencias documentales al respecto. Me refiero a la realización de ensayos de los materiales del yacimiento y de maquetas previas de las soluciones. También empezamos las labores de limpieza y en breve dará inicio la consolidación en si misma.

–¿Hay buena sintonía en el equipo?

–Sí, excelente. Desde el primer momento el grupo encajó perfectamente. Trabajamos en total sintonía y con el mismo objetivo.

–¿Qué opina de la polémica que rodeó al proyecto?

–Es una polémica falsa. No hay más polémica que la pretendida y alimentada por un grupo de arqueólogos interesados en que nadie ajeno a su tutela trabaje en un yacimiento que consideran suyo. También hubo avidez para que permanezcan ocultas las consecuencias de sus propias actuaciones, sin el arbitrio de los agentes que debieron haber participado; sin el concurso de los documentos exigidos por el marco normativo y ejecutadas de manera improvisada y en muchos casos ajenas a la buena praxis restauradora. Sin ningún pudor han manipulado a todos aquellos que se han dejado, sin ofrecer nunca toda la información.

–¿Cómo justifica este comportamiento?

–Hemos comprobado que muchas de las opiniones y denuncias que se ha manifestado en contra de los contenidos del proyecto para el castro en nada se corresponden con lo verdaderamente pretendido por éste, lo cual denota desconocimiento. No son interpretaciones válidas.

–¿Cree que alguien debe aclarar algo?

–¿Aclaraciones? A mí no, no las necesito. Yo lo que ha pasado lo tengo claro y ahora más porque los estudios están avanzados y hemos ampliado nuestro conocimiento sobre el yacimiento y sobre las intervenciones realizadas hasta la fecha. Entiendo que a quien deberían dar explicaciones son a quienes les han creído y apoyado. En cualquier caso, sí deberían informar sobre lo que hicieron o dejaron de hacer en intervenciones anteriores a la luz de los resultados de inspección que acabamos de realizar, de las distintas analíticas y ensayos de caracterización de materiales y de la localización de elementos reconstruidos y de un largo etcétera.

–¿Qué opina de las decisiones del Principado, que medió para incluir propuestas de otras entidades? ¿Cree que hizo lo correcto?

–El Principado ha reconocido desde el primer momento el acierto y la calidad del proyecto. Es el organismo que autoriza este tipo de intervenciones y todas sus indicaciones se han centrado en seleccionar la mejor alternativa entre las soluciones propuestas en el proyecto para cada circunstancia. El Principado está ayudando al Ayuntamiento de Grandas de Salime en todo lo posible.

–¿Cómo influirá esta inversión pública en Grandas, un concejo con dificultades por ser el más alejado a la costa de la cuenca del Navia?

–No podemos medir la inversión en la conservación un Bien de Interés Cultural (BIC) como algo exclusivamente amortizable. Conservar el patrimonio que hemos heredado es nuestra obligación. Nuestra responsabilidad para con las generaciones futuras es preservarlo, para que puedan recibirlo en las mejores condiciones. El Ayuntamiento ha heredado un problema generado por un equipo de investigación que ha excavado de más, sin un plan de gestión sostenible de este yacimiento. Los problemas de conservación son ahora verdaderamente extensos, complejos y acuciantes. Dicho esto, Grandas de Salime es un ejemplo de esfuerzo titánico. Es un municipio pequeño que, sin gran presupuesto, fue capaz de crear alrededor del Chao un complejo cultural que incluye, además del yacimiento, un museo de una calidad indiscutible. Además se ha implicado al nivel que ya todos conocemos para garantizar la conservación del yacimiento.

–En el castro habrá un antes y un después.

–El mero hecho de eliminar los tejadillos presentará un yacimiento sin distorsiones que hasta ahora tenía difícil comprensión. La integración con el paisaje será mucho más natural y la lectura histórica no estará comprometida.

–Una vez hecha la restauración, ¿hay que plantear otros seguimientos?

–Por supuesto. Está entre los objetivos del proyecto, es ineludible. Pero, además, es beneficioso tanto para el Bien de Interés Cultural (BIC) como para la administración. Deberá optimizarse en función de los recursos disponibles por la entidad encargada de su tutela. En el proyecto ya se esbozan algunas directrices que serán detalladas al finalizar la conservación. Tendrá que ser un plan de conservación acorde a las necesidades del yacimiento y asumible económicamente por la propiedad.

–¿Apuesta por hacer más campañas de excavación?

–Eso es algo que corresponde decidir al Ayuntamiento de Grandas. Yo, después de ver cómo está el yacimiento, abogaría por terminar algo de lo empezado. Estamos realmente sorprendidos de ver tantas cosas con inicio y ninguna terminada. Sí, hacer más campañas de exhumación parecería lo deseable, pero en mi opinión no se deberían iniciar nada si no se dispone de un plan estratégico paralelo que permita la conservación de lo excavado en el tiempo.

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