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El conductor del accidente del Carmen aduce que no iba rápido y había llovido

“Si pudiese cambiarme por ellos, lo haría”, dice el acusado de la muerte de tres jóvenes camino de Cangas del Narcea

La Guardia Civil y los equipos de rescate, con el vehículo en el que viajaban los jóvenes en el centro. | Demelsa Álvarez

El juicio contra David R. P., el joven que causó el accidente con tres muertos en Corias, cuando se dirigían a las fiestas del Carmen de Cangas del Narcea, en julio de 2018, quedó ayer visto para sentencia después de que la fiscal de Seguridad Vial, Adoración Peñín, mantuviese su petición de cuatro años de cárcel, y la defensa, a cargo del letrado Manuel Rodríguez Velázquez, reclamase una condena de un año y tres meses de prisión, que evitaría al acusado que se viese obligado a ingresar en un centro penitenciario.

Durante los informes finales, la defensa adujo que el joven no iba rápido, frente a lo que sostiene la Fiscalía. Según el informe pericial, iba a 72 por hora, “una velocidad normal”. Es cierto que, debido a unas obras, estaba limitada a 60, pero el joven se incorporó a la carretera desde Castrosín, por lo que no pudo ver la señal. Por tanto, “no se le puede predicar ninguna infracción”.

La calzada, aparte de mojada por la lluvia, estaba en mal estado por las obras. Todo ello explicaría por qué el joven invadió el carril contrario y colisionó contra una Ford Transit. El letrado manifestó que el lugar del accidente es además un punto negro desde 2002 y no se han tomado medidas para mejorar la calzada.

Todos los detalles en torno a este accidente son terribles. El conductor, que tenía 18 años en el momento de los hechos, se había sacado el carné de conducir una semana antes, y conducía un coche a nombre de su madre que había sido comprado once días antes. Sergio Menéndez, tinetense de 21 años, era el amigo del alma del conductor. Tania Fernández, gijonesa de 21, y la también tinetense Elsa Lorences eran amigas más recientes, pero no por ello menos “imprescindibles”, como indicó el acusado. La defensa del joven arguyó además que todas las indemnizaciones solicitadas han sido pagadas, por lo que concurre la atenuante de reparación del daño. En el último turno de palabra, el joven reiteró lo ya dicho en la primera jornada del juicio: “Estoy muy afectado, no sé lo que hice. Pido perdón a las familias, si me pudiese cambiar por alguno de ellos lo haría, pero no puedo. Eran como hermanos para mí”.

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