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Medio siglo de “El Cristo” que convirtió en estrella de cine a Cudillero

La película del añorado Tito Fernández lució la belleza de la villa y de la costa de Valdés a Muros

Escena de la película en el huerto del Reguero, calle Sol de la Blanca, con el puerto de Cudillero al fondo; por la izquierda, Esther “la carretona” (extra) y los actores Roberto Camardiel y Pilar Velázquez. | J. A. B.

Cudillero fue escenario de varias películas y documentales. Pero en estas fechas hay que referirse a “El Cristo del océano”, rodada en 1970 en la villa pixueta con algunas escenas en Soto de Luiña, en una pequeña playa de Muros de Nalón y en Valdés. Se estrenó hace medio siglo.

Como datos más significativos cabe destacar que se trata de una coproducción hispano-italo-mexicana, con fotografía de Gianni Bergamini y música de Bruno Nicolai. Fueron sus principales intérpretes Nino del Arco, Paolo Gozlino, José Suárez, Pilar Velázquez, Leonard Mann, Roberto Camardiel, Elio Marconato y Perla Cristal. Al igual que en la película “José”, rodada en 1925 y basada en la novela del mismo nombre escrita por Armando Palacio Valdés, numerosos vecinos y vecinas intervienen como extras.

El argumento, basado en un cuento de Anatole France, es sencillo y conmovedor. Un niño que, por diversas circunstancias, vive solo, encuentra en la playa la imagen de un Cristo sin cruz y consigue, con su fe, que Jesús se personifique en un misterioso pescador que resuelve milagrosamente varios conflictos. El tema, profundo y difícil de presentar por su dimensión espiritual y religiosa, fue tratado con dignidad por Tito Fernández, natural de San Esteban de Pravia y por desgracia ya fallecido. Colorido y fotografía, impresionantes en todo momento, al igual que la banda sonora, que contribuye a realzar aún más el filme.

Se estrenó en mayo de 1971 en las principales capitales de España y de América y, por supuesto, en Cudillero, con un notable éxito. “Esta película –escribió un prestigioso crítico–, auténtico canto de amor y de amistad, conmoverá al mundo y de hecho lo está consiguiendo ya”. El paisaje fue también pieza fundamental para que obtuviese el éxito esperado. Aún recuerdo cómo al finalizar una de las sesiones de proyección, un espectador comentó: “Si no conociese Cudillero, creería que el escenario era ficticio, como de un cuento”. Opinión que coincide con la de Alfonso Ussía, que escribió lo siguiente:

“Una tarde de hace más años de los que yo quisiera y menos de los que se figuran mis enemigos, paseaba sin rumbo, que es la única forma de pasear, por las calles de Madrid y me topé, en la de Goya, con el Cine Vergara, donde proyectaban una película española titulada ‘El Cristo del océano’, basada en el bello y simplísimo cuento de Anatole France. Aquella película me pareció un milagro, y años después, a mí queridísimo y admirado José Luis Garci se lo pregunté. Ya saben ustedes que en España se puso de moda, de modita supuestamente ‘progre’, lo aburrido, abstracto y tostón. Aquella película se me antojó bellísima, porque la historia es simple como la vida misma. Aquella música, aquellas gentes, aquel mar, aquel paisaje y aquel pueblo, componían una armonía de belleza visual y sonora. Y Garci, cuando le pedí que me valorara aquello que me había emocionado tanto, no lo dudó y me dijo: “Buenísima. Además, está rodada en Cudillero”. Cudillero estaba perfectamente identificado, y nadie dudaba que aquello era Cudillero. Lo que entendí a través de ‘El Cristo del océano’ es que solo se podía rodar aquella historia en Cudillero (...)”.

La película fue vista por 1.083.025 espectadores, obteniendo una recaudación de 160.000 euros.

El sermón laico de l’Amuravela de 1971 se ocupaba de ella en los siguientes términos:

(…) Ya esu que co la pilícula / “El Cristu del oceánu”,

a lus que tomarun parti / bon dineiru is ripartiarun.

Ya tantu i gustóu Cuideiru / que nun quixu abandananus:

el Cristu perdéusi aquí / ya nun fuaron a atopallu:

“La pilícula val poucu”, / lus intindíus dixarun;

peru dispuás que foi vista, / bonus aplausus i diarun

en Nova Yor ya en Madrí, / ya n´outrus puntus lejanus.

Nun pudía ser por menus, / qu´el director-encargáu

ya un asturianu de fama / ya, por poucu hasta pixuatu;

artistas, de lu mijor, / que bian iscuíus fuarun.

Sólu por ver a Cuideiru, / que lu feixu Dios tan guapu,

quedas co la boca abiarta / ya candilinnas n´us guayus;

toda la xanti foi vella / con imución ya intusiasmu;

húbulus de cincu vecis, / y´algunus hasta llorarun.

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