“¿Otra vez fuisteis vosotras las que disteis el premio de la lotería?”. Esta fue la pregunta más repetida ayer en la administración de lotería número dos de Cangas del Narcea, llamada El Rincón de la Suerte. Tras la respuesta afirmativa de las loteras, lo que seguía por parte del cliente era la exclamación: “¡Estáis en racha!”. Y así es, porque en lo que va de año esta administración, situada en la céntrica calle Alcalde Díaz Penedela, ya ha repartido tres premios importantes, el último el de este jueves: un primer premio del sorteo de la lotería nacional con el número 96.164.

Aunque solo fue un décimo agraciado el que vendió esta administración, dotado con 30.000 euros, para las vendedoras es una satisfacción ver cómo reparten dinero entre sus vecinos.

“Es una alegría volver a dar otro premio, pero también hay nervios. Además, es extraño porque ya llevamos tres premios este año, dos bonolotos y ahora este, y cuando me lo dijeron por la noche pensé que era una broma”, explica la lotera Ana Fonteriz.

Precisamente está a punto de hacer un mes que la administración repartió alegría con la bonoloto, con un boleto premiado con 97.781,32 euros, y a principios de año, en enero, la bonoloto también dejó 81.957 euros a un boleto acertante.

“Ya empiezan a decirme que al final voy a ser como doña Manolita, pero de pueblo”, bromea entre risas la lotera, que asegura que dar estos premios repercute en la visibilidad del negocio y en la cantidad de gente que se anima a ir a él a comprar para probar suerte.

“Desde que dimos el de la bonoloto se nota que viene más gente, clientes nuevos, y con este seguro que lo notaremos también, porque en el sorteo de la lotería es muy raro que no te toque al menos el reintegro, es más fácil llevarte algo en la lotería nacional que en otros juegos”, explica Fonteriz.

Su sueño es poder dar el bote del Euromillón o también que toque un número que lleve mucha gente para que el premio quede repartido por el pueblo, como es el caso del número que juega la administración cada jueves, el 13.454.

“Cuando me dijeron que el número premiado acababa en cuatro me emocioné, porque pensé que podría ser el nuestro y sé que hay mucha gente que lo juega, pero no coincidió”, señaló. No obstante, se queda con que al repartir un premio, aunque haya un solo afortunado, el ambiente es de mayor alegría entre los compradores habituales e incluso en la calle.