Lucía Barreiro Hurlé, especialista en microbiología y parasitología clínica e integrante del Servicio de Microbiología del Hospital Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea, ha dedicado buena parte de su tiempo en los últimos años a investigar para su tesis doctoral la enfermedad de Lyme, que pueden transmitir las garrapatas infectadas con la bacteria de la “Borrelia” a través de una picadura. Centró su trabajo en el Suroccidente de Asturias, donde no había estudios al respecto, y analizó tanto a las garrapatas como a la población.

“Empecé el estudio porque tenía la sensación de que aquí teníamos muchos casos de enfermedad de Lyme y nos parecía interesante empezar de cero la investigación, para tener un punto de partida de conocimiento”, explica Barreiro.

Uno de los datos que llamó la atención de la investigadora es la alta prevalencia de anticuerpos frente a la “Borrelia” en la población del Suroccidente. En el estudio analizó una muestra de 1.432 personas en las que una mitad no tenía sospecha de estar infectadas y la otra sí. “Lo que comprobamos fue que el porcentaje de gente que estaba sana y presentaba anticuerpos frente a la “Borrelia” era similar a la que tenía sospecha de enfermedad”, subraya.

Entre las personas que desarrollaron la enfermedad en el área sanitaria II, la manifestación clínica más frecuente fue la dermatológica, seguida de afección neurológica, principalmente la parálisis facial, y la articular. No obstante, Lucía Barreiro asegura que no se debe tener miedo ante la picadura de una garrapata porque no todas transmiten la enfermedad, aunque recalca que es importante tenerlo en cuenta por si surgen síntomas relacionados. Del millar de garrapatas analizadas, el 14% resultaron estar infectadas, aunque insiste en que para desarrollar la enfermedad tiene que producirse la picadura y que se dé la transmisión de la bacteria. Por ello, recomienda prevenir las picaduras y en caso de producirse vigilar su evolución.