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Ibias, en Roma por un día

La asociación “Día de la Romanidad” muestra en San Antolín la vida en época imperial en recuerdo al campamento de A Granda das Xarras: “Tenemos que contar nuestra historia”

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Ibias, en Roma por un día Ana SERRANO

Víctor Vega se convirtió ayer en legionario romano. Lo hizo en San Antolín de Ibias, donde se recreó un campamento militar y civil de época para recordar tiempos pretéritos y la historia de una comarca rica en oro que Roma, como imperio, no dejó de explotar. “Hacemos esto por el amor que tenemos a la historia y para que se divulgue porque aquí, queramos o no, todos somos romanos”, confesó el gijonés, quien es presidente de la asociación asturiana “Antiqvi More”.

Víctor Vega fue uno de los actores que ayer se sumaron al denominado por un día “Castrum Ibias”, una actividad propuesta por la asociación “Día de la Romanidad” que llegó por primera vez al Suroccidente asturiano de la mano del vecino de Degaña Pedro Villanueva para recordar la vida en el campamento A Granda das Xarras. Villanueva está muy interesado en “dar oportunidades” a una zona que pierde población. “Tenemos nuestra historia; nuestra historia es cultura y podemos hacer que la cultura dinamice un territorio”, contó con pasión.

Recordar lo que hacían en su día a día los romanos en España es algo que se hace en otros lugares de la Península, “pero siempre de más población”. Ibias tiene, en todo caso, “un encanto especial”, una historia documentada sobre los trabajos del imperio en A Granda, que comparte con León, y “apenas se cuenta”. “Nos olvidamos de nuestra historia y cometemos un gran error, debemos aprovechar el pasado para proyectar el futuro”, subrayó el promotor.

Silvia Suárez, vestida de esclava romana. | A. M. Serrano

En el entorno del centro de interpretación de la Palloza los legionarios congregados mostraron cómo atacaban los romanos con su espada “siempre por abajo y con intención de clavar al menos cinco dedos” de la punta; cómo defendían su posición con los escudos y cuáles eran sus estrategias de lucha. Quisieron también desvelar cómo diseñaban sus campamentos los romanos y mostraron dos tiendas levantadas para la ocasión y fielmente hechas según el patrón de la época y la costumbre de aquel tiempo: una de tela; otra hecha con 70 trozos de pieles de cabra engrasada. “Todo se medía a la perfección y la legión siempre reproducía el mismo orden en todos sus campamentos”, contó Jonathan Vega, quien para la ocasión ejerció de jefe militar. Debidamente empoderado, lució anillos y vestimenta adecuada. “Es importante transmitir la historia, contar especialmente lo que tuvo impacto en nuestra sociedad, algo que ahora no se enseña”, destacó y profundizó en la fórmula romana cuando conquistaba territorios: “Más que demonizar lo que se hacía, intentaban asimilar todo lo que podían”.

Levantar este campamento temporal y didáctico es posible porque hay personas dispuestas a encargar o comprar ropa e indumentaria que no siempre es barata. Susana Suárez, de Gijón y ayer “esclava romana” en el campamento civil, es una de ellas. “Enseñar la historia de esta forma es más divertido”, confesó. Durante parte del día estuvo a la órdenes de la ‘domina’, interpretada para la ocasión por Patricia Vega. La última, con semblante serio y altivo, siempre dispuesta a reprender a las llamadas “esclavas”, mostró en Ibias cómo las mujeres de los senadores gobernaban en sus casas. Cerca, Ánxel Vega asentía. Fue el senador toda la jornada. Durante la interpretación paseó como según el imaginario se esperada de su estatus, con semblante serio, siempre pendiente de la ‘domina’ en sus paseos.

Patricia y Ánxel Vega interpretando a la “domina” y el senador. | A. M. Serrano

Sira Vega, de 12 años, fue ayer la “esclava romana” más joven de la dómina. “Cuando estudiamos historia en el colegio, parto con ventaja”, dijo. Ella se encargó de mostrar los entresijos de los juegos romanos y las apuestas de la época. El taller de artesanía y hueso también estaba presente en la Ibias romana. Irene Cepeda y Fernando Barriales, de la asociación “Lacinia Gladiatoria Hispánica” de Astorga, ejercieron de artesanos y mostraron cómo trabajaron el hueso en el imperio para fabricar útiles como las agujas de coser o del pelo. Y cerca del corazón del campamento lucía la mesa de sacrificio, donde Marco Almansa, procedente de Madrid, recordó los rituales romanos y, por ejemplo, “cómo el augur adivinaba lo que decían los dioses por el vuelo de los pájaros”.

“Estamos muy agradecidos”, destacó al final de la jornada la alcaldesa de Ibias, Gemma Álvarez, a quien la organización agradeció todo el apoyo para poder celebrar una actividad que tendrá segunda edición. El promotor, Pedro Villanueva, aspira a recrear un futuro campamento romano con más de 200 personas si la pandemia lo permite. Entre tanto, anima a investigar sobre una historia “real y emocionante” (el campamento romano de Ibias) que, dice, “puede convertir al concejo en destino cultural”.

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