Cuando termina cada año, a la franquina M. Carmen Méndez le gusta repasar y analizar lo vivido en los últimos meses. Hace tiempo que se dio cuenta en esas reflexiones de que todos los años eran “un poco más de lo mismo”, todo el día corriendo para cumplir con las obligaciones laborales y personales: “Soy muy inquieta y siempre estoy con mucho trabajo y también dedico bastante tiempo a cuidar a la familia y lo digo orgullosa de ambas cosas, pero necesitaba hacer algo”. Corría el 2016 cuando decidió que tocaba tomar las riendas de su vida y hacer algo por ella, para ella. Y ahí fue cuando la pintura se cruzó en su camino, sin saber que descubriría un talento oculto que hoy, a sus 58 años, forma parte de su día a día y que le está dando alegrías.

Este mes de septiembre está exponiendo sus trabajos en la Casa de Cultura de Vegadeo, donde conversa con LA NUEVA ESPAÑA y lanza un mensaje de optimismo a quien quiera escucharla: “Yo aconsejaría a todo el mundo que nunca deje de hacer nada por la edad. Suele ocurrir que no encontramos el momento, por eso hay que poner una fecha y empezar a hacer cosas que te gusten, te ilusionen y te den satisfacción. Todos nos lo merecemos”.

Esta mujer pensó en algo que fuera compatible con su trabajo y que la motivara y se dio cuenta de que desde niña siempre le habían gustando los papeles y los lápices. No obstante, nunca había dado una oportunidad al dibujo. Así fue como decidió contactar con una licenciada en Bellas Artes que empezó a darle clases una vez a la semana. “Me enseñó, puso empeño y mucho interés y ella vio que tenía talento”, cuenta la franquina.

Y no es la única que aprecia sus buenas dotes para el dibujo, también el escultor franquino Herminio alaba su trabajo y le da apoyo para seguir adelante. “Él me anima mucho”, dice agradecida.

Tras unos años de formación decidió seguir explorando por su cuenta y ahora dedica la mañana de los domingos a su pasión. Se encierra en un taller cerca de su casa y da rienda suelta a su afición: “Para mí el arte es algo en qué pensar, me motiva seguir aprendiendo y ojalá pudiera dedicarle más tiempo. Es algo mío de lo que estoy satisfecha”. Aunque ha probado diferentes técnicas, en sus últimas creaciones apuesta por el pastel y el carboncillo. En sus trabajos sobresalen los rostros y los cuerpos y también los tonos oscuros.

En la exposición titulada “Sentimientos en negro” muestra expresiones variadas, sobre todo de dolor o angustia, porque dice que lo habitual es conocer la buena cara de las personas, pero todos “llevamos algo de esto en el interior”.

“Busco una mirada, una expresión que me llame la atención y luego voy dándole forma. Sé que me queda mucho por aprender, pero cuando empecé a ir a clases nunca imaginé estar hoy aquí exponiendo y estoy contenta”, explica, consciente de que su trabajo sorprende a la gente porque desconocían su afición.

“Todo el mundo tiene derecho a tener sus momentos y a expresarse, unos dibujando otros haciendo cosas que les motiven a seguir. No debe importar la edad, yo no pensé en ello cuando empecé a ir a clase”, añade. Sus trabajos podrán verse hasta el 1 de octubre en la sala Luis Fega, de Vegadeo.