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Aprender yendo al grano

Dos maestras de Luarca y Ribadeo lanzan un libro con más de cincuenta propuestas para enseñar con materiales cercanos y naturales

Patricia Muiña y Claudia López, ayer, en Luarca, con materiales naturales (entre ambas) que emplean en sus clases para enseñar. | A. M. Serrano

Claudia López y Patricia Muiña, asturiana de Luarca y gallega de Ribadeo respectivamente, se conocieron en la facultad de Magisterio de la Universidad de Oviedo y, cosas del destino y de la empatía, siempre han permanecido unidas. Y lo han hecho pese a la distancia, pese a las rigores de tener trabajos en lugares relativamente lejanos.

Ahora están de actualidad por ser las autoras de un libro, “La Naturaleza en el aula”, de Sar Alejandria Ediciones, que contiene propuestas de actividades para niños de edades tempranas con materiales naturales.

Su historia es de la dos personas que decidieron apostar por enseñar con una premisa: el respeto hacia los menores. El respeto hacia el aprendizaje en una primera etapa de la vida que, según los expertos, marcará el desarrollo y salud posteriores de los alumnos.

Todo empezó en pleno confinamiento, cuando las familias pedían ayuda para poder hacer actividades entretenidas y didácticas en casa. Cuenta Claudia López como un día decidieron “lanzarse” y crear una cuenta en la red social Instagram. La intención: “ayudar”. El perfil “La clase de Infantil en IG” dio para mucho desde aquel marzo de 2020. En un mes tenían 1.000 seguidores. Antes de cumplir un año, casi 10.000. “Un día vimos en mensaje de una editorial”, confiesan. Su esmerado y cuidado trabajo para mostrar formas de enseñar respetuosas con los intereses y ritmo de aprendizaje de los niños y con materiales naturales había triunfado.

La propuesta para redactar la que es primera obra llegó en febrero de este año. Era un reto. Ahora, cuentan satisfechas el resultado. Se trata de más de 50 propuestas con materiales que a veces las familias tienen cerca, “en casa o en el entorno”. Todas están debidamente explicadas y tienen un propósito para que el menor disfrute de un aprendizaje significativo, es decir, con sentido para explicar el mundo, para entenderlo, para relacionar las cosas. El método es propio porque ellas han ido probando si cada actividad funcionaba o no. Hubo evaluación y no se trata de hacer algo por hacer. “A veces hay mucho miedo a dejar atrás las fichas y presentar estas apuestas”, confiesan ambas. “Pero el resultado merece la pena porque si es manipulativo, si es sensorial, los niños aprender mejor; para ellos es más estimulante”, destacan.

Patricia Muiña, hoy profesora en el colegio público de San Miguel de Reinante de Barreiros, pudo aprender mucho de estas fórmulas hace seis años en el colegio público “Nicolás del Río” de Cedeira. “Allí no tenían, por ejemplo, las clásicas piezas de construcción; tenían troncos de madera y palets de cartón, entre otros materiales”, señala. Aquellas propuestas más naturales y no estructuradas (es decir, sin un diseño previo que dirige el juego) la motivaron para el cambio. Tanto que empezó a leer más sobre cómo enseñar sin la tradicional ficha y sin libros en los primeros años de educación en el aula. “No siempre aciertas y no siempre algo que tú crees que va a tener éxito lo logra”, destaca. Por eso es sabido que detrás de este libro hay por parte de ambas profesoras mucho trabajo, mucha formación pagada con recursos propios y ganas. Asistencia a congresos, cursos y demás jornadas sobre disciplina positiva y pedagogías como Montessori, Waldorf, Pikler y la Escuela Nueva, donde el menor está en el centro del proceso. Todo un mundo “apasionante y con mejores resultados” que, en su opinión, debería integrarse más en el currículo académico.

Siempre merece la pena el cambio “porque ves el resultado”, añade Claudia López, hoy profesora en el colegio público Ramón de Campoamor de Navia. Ella, dice, agradece especialmente la oportunidad que le brindó el colegio público de Colombres, donde estuvo destinada el curso pasado, para poder en práctica parte de sus ideas.

Es importante, confiesan ambas, que los menores conozcan el entorno natural y lo disfruten. Puede parecer raro en las zonas rurales como las asturianas, pero, a veces y siempre según su experiencia, hay cierto desapego a lo cercano. Es por ello que para empezar a enseñar conceptos, el trazo guiado, las cantidades o los tamaños basta con emplearse a fondo con mazorcas y granos. “Todo un éxito”, indican. Hasta el punto de que una de ellas tenía recientemente preparada una actividad para una hora y, entre granos y granos de maíz y viendo el interés de los alumnos, la sesión duró toda la mañana.

Con este libro, donde priorizan el contacto con lo real y cercano, tampoco pretenden alejarse de las nuevas tecnologías. Sí aseguran que son lícitas si se utilizan con cautela. “No se puede abusar”, dice Patricia Muiña. “No puede ser la base”, opina Claudia López.

Las 122 páginas, con prólogo de Raúl Bermejo, están dirigidas a familias y profesores. En las imágenes, firma de Raquel Arroyo, del departamento de Publicidad de LA NUEVA ESPAÑA, son protagonistas tres niños, Daniela, Matías y Leo, a los que están muy agradecidas. La obra se presenta el sábado a las 12 horas en la sala “Portizuelo” del Casino de Luarca, donde se podrá comprar ese día por 20 euros.

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