El Consejo Municipal de la Mujer de Cangas del Narcea eligió a la agente de Guardia Civil Elena Menéndez Menéndez (Cangas del Narcea, 1979) para recibir el galardón “Mujer rural 2021”. Está al servicio de la Benemérita desde el 2004, después de pasar por el Ejército, y destinada en Cangas desde 2009, tras estar en diferentes lugares del norte de España. Además del trabajo en Seguridad Ciudadana, en 2013 Menéndez comenzó a encargarse del seguimiento y control de las víctimas de violencia de género en el municipio, gestionando más de 150 casos. Un trabajo que le ha llevado a recibir este galardón, además de la felicitación de la Comandancia en 2016 y 2019 y una mención especial en los premios “Menina”.
–¿Cómo recibe la distinción “Mujer rural 2021” de Cangas del Narcea?
–Es un honor y un orgullo, que reconozcan el trabajo de uno siempre es de agradecer y doy las gracias tanto al Ayuntamiento como a todos los que participan en el programa mujer rural por haber pensado en mí para darme este galardón.
–Su labor está muy vinculada a la mujer desde 2013. ¿Cómo es trabajar en violencia de género?
–Es duro porque hay muchas situaciones en las que te implicas demasiado. Hay casos graves que te los acabas llevando a casa y te descubres pensando en ello y preocupada.
–¿Es más duro quizá dedicarse a este tipo de violencia en su propio pueblo?
–Siempre te da más cosa al principio, pero al contrario, empatizas más con ellos y la verdad que tienes un trato más personalizado.
–¿Hay algún caso que le haya marcado especialmente?
–Sí, hay algunos casos que son una auténtica película de terror y sí que me han influido mucho. En este sentido, algo que no podría hacer nunca, aunque también lo llevas de forma indirecta, es trabajar con menores. Teniendo hijos es algo que me resulta muy difícil, lo hago a través de las víctimas de violencia de género, pero es lo más duro.
–Se suele decir que en el mundo rural es más difícil llegar a estos casos por el silencio de la víctima y del entorno. ¿Existe hoy en día esa diferencia con la zona urbana?
–Yo creo que sí. En los pueblos, debido a la cercanía que tienes con los vecinos todavía está muy arraigado el sentimiento de qué van a pensar de mí o el qué dirán o adónde voy a ir yo. Creo que todavía influye mucho. Pero aunque todavía queda mucho por hacer, se nota que hay más sensibilización.
–¿Cómo se prepara la Guardia Civil para abordar este tipo de situaciones?
–Yo me he formado para intentar hacerlo lo mejor posible. Trabajamos con el programa VioGén que hay que aprender a manejarlo. En él se introduce toda la información referente al caso, tanto las medidas judiciales, si hay quebrantamientos, las denuncias, las actuaciones policiales que se realizan con la víctima, tanto entrevistas, como vigilancia o acompañamientos. Si la víctima se va a otra provincia, allí puedan tener toda la información sobre el caso para poder hacerle seguimiento. Además me encargo del trato personalizado, de hacer las entrevistas con las víctimas, con los agresores, con el entorno, para poder hacer las valoraciones de riesgo lo más precisas posibles. Para esto tienes que saber separarte, intentar desconectar, aunque en ocasiones resulta difícil, porque hay casos que son muy duros.
–¿Qué le diría a una mujer que esté pasando por ello?
–Le diría que se puede salir de esa situación, que se anime a contarlo bien sea a la Guardia Civil o en otra Administración y que sepa que la vamos a acompañar en todo el proceso. A lo largo de los años he vuelto a ver a víctimas y muchas te dicen que empezaron a vivir ahora, que le cambió la vida denunciar, esa es la parte buena que tiene este trabajo.
