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El monasterio de Cornellana, un palomar

El cenobio de Salas, que en 2024 cumplirá mil años, entra de nuevo en la “lista roja” del Patrimonio, “sometido a un continuo deterioro”

David Valiela destapa con el paraguas una pieza de cantería del monasterio de Cornellana que ha protegido con una lona. | S. Arias

El monasterio de San Salvador de Cornellana, en Salas, se ha convertido en un palomar. Pájaros y murciélagos son los habitantes de este enclave vinculado a la vía jacobea, que en 2024 celebrará su primer milenio de historia. Ni ser Monumento Nacional, Bien de Interés Cultural e hito del Camino de Santiago, declarado Patrimonio de la Humanidad, ni que los vecinos lleven tres décadas reivindicado su rehabilitación, ha servido para su completa reforma. El estado de ruina avanza día a día con filtraciones de agua, fracturas de la cantería y el expolio de elementos constructivos y decorativos.

Por ello, la asociación Hispania Nostra lo ha vuelto a incluir en la “lista roja” del Patrimonio, tras haberlo retirado en 2016 con el anuncio de un plan de inversión estatal que aún no se ha ejecutado. “Era inevitable que volviese a entrar en la lista, porque no se tenía que haber sacado en ningún momento. Con promesas de obras llevan desde 1998. Es un toque de atención y el respaldo a nuestras denuncias”, afirma David Valiela, portavoz de la plataforma social “Salvemos la iglesia y el monasterio de Cornellana de la ruina”.

A la entrada del claustro, una manguera recorre el pasillo con goteras que están dañando el suelo adoquinado. La humedad desconcha las paredes y las bóvedas. Los suelos de madera están intransitables y las puertas se caen por la carcoma. En las escaleras, mejor no pisar. Además, hay objetos inverosímiles acumulados, como sillas de terraza o los muebles de lo que fue una escuela taller.

Las ventanas de la planta baja fueron tapiadas por los vecinos para evitar la entrada de extraños, pero no sirvió para frenar el ímpetu de las personas que se cuelan dentro y que han protagonizado robos y destrozos. Además, las estancias están llenas de excrementos de palomas y murciélagos, con un espesor de unos cinco centímetros. “En la torre llegan a los veinte centímetros”, detalla Valiela. “Es un hedor insoportable, incluso con la mascarilla, y se generan afecciones sobre el inmueble porque los excrementos tienen sustancias corrosivas”, añade.

Varios vecinos, ayer, a la salida de la misa dominical en la iglesia del monasterio, cuya fachada está afectada por la humedad. | S. Arias

Todos los animales que habitan el monasterio medieval lo hacen bajo el cobijo de un tejado renovado por el Principado de Asturias en el año 2015. “Es triste y pone en evidencia el abandono y la dejadez de la Administración”, lamenta Valiela. Por eso, el colectivo ciudadano del que es portavoz ve con recelo la partida plurianual de los Presupuestos Generales del Estado para el inmueble, dotada con 1,6 millones de euros.

“Este 2021 estaba previsto un gasto de 200.000 euros que no hemos visto en obras”, apostilla Valiela. Además, están pendientes las dotaciones de 2022, con 404.000 euros, y las de 2023 y 2024, con una asignación de 500.000 euros para cada ejercicio. Todo para que el edificio, antiguo epicentro político y religioso de la comarca, luzca renovado para la celebración de sus primeros mil años. “Con el ritmo que llevamos, la rehabilitación del monasterio no va a estar hecha para ese festejo, cuyos actos se tendrán que hacer fuera. Creemos que es una obra de envergadura y no se puede hacer tampoco a las carreras”, señala Valiela.

La plataforma ciudadana hace un llamamiento a los colectivos y movimientos culturales con un mayor peso para que les apoyen en su lucha por la reforma integral del monasterio. Esperan que los 200.000 euros previstos para este año se hayan empleado “en proyectos” y que los obreros entren pronto a trabajar en el inmueble. Un símbolo de la historia del Camino de Santiago que “es un palomar, sometido a un deterioro continuo que deshace la piedra y la madera”, concluye Valiela.

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