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Alén Touza, un tapiego con mucha letra

Alumno “excelente” del IES Marqués de Casariego, quedó primero en la final regional del Concurso Hispanoamericano de Ortografía

Maite Reimondo y Alén Touza, en el patio del Instituto Marqués de Casariego, de Tapia. | T. Cascudo

“Adornar algo con listas de otro color”. Es la definición que la Real Academia Española (RAE) da del verbo gayar, un término no demasiado extendido, pero que, probablemente, quedará grabado en la memoria del tapiego Alén Touza. No en vano, fue una de las pocas palabras que se le atascaron en la final autonómica del XXI Concurso Hispanoamericano de Ortografía. Con todo, Touza se impuso con claridad a los dieciocho aspirantes con los que midió sus conocimientos lingüísticos.

El tapiego, que estudia en el Instituto Marqués de Casariego, logró una puntuación de 83, lejos del estudiante gijonés que quedó en segundo puesto, con 75 puntos, y también del tercer clasificado, un ovetense que logró 72 puntos. “No me pareció una prueba muy difícil. De hecho, me chocó que uno de los ejercicios fuera repetido, ya lo había visto”, cuenta este joven de 17 años que cursa segundo de Bachillerato y que aún no tiene claro su futuro profesional.

A la docente de Lengua y Literatura Maite Reimondo se le ocurrió este curso plantear a sus alumnos la posibilidad de participar en el certamen. La propuesta tuvo bastante buena acogida y un total de diecisiete estudiantes se presentaron a la fase de centro. Alén Touza resultó elegido el mejor en ortografía y pasó a representar a Tapia en la prueba regional, superando el reto con nota. Su profesora no tiene más que buenas palabras del estudiante: “Es un alumno excelente, con un gusto literario y unas inquietudes intelectuales poco habituales a su edad. Sobresale además por su humildad”.

El joven no encuentra nada extraordinario en una afición a la lectura que le inculcaron en casa desde niño, donde siempre le leyeron. “Leo mucho porque es lo que me divierte y, también, porque enriquece”, apunta el joven, que es usuario de la Biblioteca Menéndez Pelayo, de Castropol.

Cuenta Reimondo que el concurso tiene su complejidad, ya que al ser hispanoamericano se incluyen palabras no tan frecuentes en España. Sin embargo, le pareció interesante la aventura, consciente de la relevancia de inculcar a los estudiantes el cuidado de la ortografía. “Se está perdiendo mucho, en parte porque las nuevas tecnologías vician mucho la correcta escritura. Me parece importante mantener el gusto por la escritura y la norma ortográfica”, cuenta, al tiempo que lamenta que los jóvenes primen el consumo de videojuegos sobre la lectura. Por eso, está contenta con la buena acogida que tuvo el concurso entre sus alumnos y cree que lo disfrutaron: “Se lo pasaron bien y estaban motivados con una actividad diferente”.

En la fase de centro les hicieron una prueba dividida en cuatro partes, en la que había un ejercicio de puntuación, un dictado y dos ejercicios en los que se debía elegir la palabra correcta. Tras la fase de centro, se celebró la final regional, en Oviedo. Estaban citados veintiún estudiantes, pero solo se presentaron dieciocho. Touza se llevó los 300 euros del primer premio, que tiene previsto invertir en una nueva bicicleta de carretera, su otra pasión.

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