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Carmen Molejón Portavoz de la plataforma ciudadana Xente de Oscos-Eo

“El plan eólico para el Occidente es un expolio a este territorio, nos obligará a irnos de aquí”

“Los parques no crean casi empleo; lo que hay planteado nos dejaría con pocas opciones de desarrollo, siendo solo el ‘enchufe’ de Asturias”

Carmen Molejón, en la localidad santirseña de Lourido, con una pancarta y con los cordales donde se planifican varios parques eólicos al fondo. | T. Cascudo

La plataforma “Xente de Oscos-Eo” se constituyó la pasada primavera para canalizar la oposición vecinal a los diecinueve parques eólicos que se proyectan para la comarca más occidental de Asturias. Según los datos que han recopilado en estos meses, estas instalaciones afectarían a 143 pueblos, 44 de ellos tendrían al menos una vivienda a menos de un kilómetro y los 99 restantes se ubicarían a una distancia entre uno y dos kilómetros de algún molino. La portavoz del colectivo es la santirseña Carmen Molejón (Lourido, 1983), Ingeniera de Caminos de profesión que acaba de volver a su pueblo tras veinte años fuera.

–¿Por qué se oponen a estos proyectos?

–La plataforma se opone a cómo se están haciendo las cosas, sin ningún tipo de planificación ni de evaluación de impactos acumulados y con escasa y cuestionable transparencia y participación ciudadana. Sintéticamente, este tipo de proyectos tiene impactos sobre el medio, sobre la calidad de vida de la población y sobre las oportunidades económicas. Y todo ello va a generar más despoblación. Nos estamos jugando el futuro de la comarca y del Occidente asturiano. Hay estudios de la Universidad de Zaragoza y de la de Valencia que muestran que hay una relación entre la masificación eólica y la despoblación.

–Han elaborado un mapa señalando cada parque en el territorio. ¿Costó reunir la información?

–Hemos tenido dificultades para acceder a informaciones, que deben ser públicas, en algún Ayuntamiento y también en el Principado. También hemos constatado que ni la comarca ni el Principado tiene recopiladas y consolidadas esas informaciones, lo cual nos preocupa enormemente, porque nadie ve el conjunto, el territorio como un todo.

–¿Está la gente informada?

–El grado de desinformación es muy grande, o la gente no lo sabe o recibe una información muy sesgada. Vivo en un pueblo al que afectan tres complejos eólicos (catorce molinos gigantes) y nadie sabía nada. Y como mi pueblo, la mayoría. La acogida de las acciones informativas realizadas es muy buena y gracias a las actividades de la plataforma, el tema empieza a ser visible.

–¿Qué papel deberían jugar los ayuntamientos de la comarca?

–El papel de los ayuntamientos es fundamental como gestores municipales, pero creemos que deben tener un papel mucho más activo, garantizando que un eventual desarrollo eólico sea compatible con el modelo de desarrollo socioeconómico del mismo. Por ejemplo, tenemos el caso de Taramundi, cuna del turismo rural, donde hay ocho complejos eólicos en tramitación con 45 aerogeneradores (de 180 metros de altura de media) y que dejarían ocho pueblos a más de dos kilómetros de distancia de un aerogenerador, lo cual claramente es incompatible con el modelo socioeconómico del concejo. Los Ayuntamientos deberían pedir también la paralización de todos los expedientes para replantearse el modelo energético y realizar una planificación rigurosa y participativa. Dado que el impacto de los complejos eólicos va más allá de las fronteras de un concejo es necesario que exista una visión de comarca para la toma de decisiones y también debería haber compensaciones supramunicipales y no exclusivamente municipales.

–Denuncian la desigualdad del mapa eólico asturiano, que concentra los parques en el Occidente. ¿Cúal es su propuesta?

–Lo que proponemos es planificar la transición energética en Asturias, buscando un nuevo modelo distribuido, justo, sostenible y adaptado a las necesidades de cada territorio. También pedimos que las “Directrices Sectoriales de Ordenación del Territorio para el aprovechamiento de la energía eólica”, que están en revisión actualmente, contemplen límites en el Occidente asturiano, para evitar gigantes eólicos en cada cordal, lo cual también debería ser solicitado por todos los Ayuntamientos del Occidente.

–Piden otra planificación...

–Vemos necesaria la elaboración de un plan regional de energía eólica para la definición con criterios claros de la localización y dimensionamiento de los complejos eólicos y con una rigurosa evaluación de impactos. Y todo ello con participación real y efectiva de todas las partes interesadas y con respeto al medio ambiente y al contexto sociocultural y económico de cada territorio de Asturias. Lo que hay planteado actualmente en el Occidente asturiano es un expolio que nos dejaría con escasas oportunidades de desarrollo, convirtiéndonos en el “enchufe” del resto de Asturias y forzándonos a irnos.

–¿Los vecinos deberían tener voz en el modelo de desarrollo?

–Sin duda, la población debería tener un papel mucho más activo en el proceso. La situación compleja que vivimos de cambio climático, agotamiento de recursos naturales y transición energética, obligará a cambios profundos del sistema socioeconómico. Estamos viendo que el planeta tiene límites y que un modelo basado en el crecimiento infinito es inviable en un planeta con recursos finitos. Sí o sí tendremos que cambiar y la participación de todas las partes de la sociedad, incluida la población de a pie, será fundamental para que podamos tomar las mejores decisiones posibles.

–Un grupo de trabajadores eólicos de la zona defendió en este periódico los parques como una oportunidad de empleo y actividad económica. ¿Qué les diría?

–Hay estudios que muestran que la creación de empleo de este tipo de infraestructuras es testimonial, menos de 1 por ciento de la población ocupada de la zona. Solo en Taramundi, hay más de treinta artesanos que elaboran navajas y cuchillos. Los complejos en funcionamiento actuales han creado unos pocos empleos, y nos alegra que tengan condiciones laborales estables, pero también debemos recordar que la mayoría de ellos ni viven en la comarca ni en pueblos a menos de dos kilómetros de un molino gigante.

–En verano realizaron una encuesta turística en la comarca sobre esta implantación eólica. ¿Qué conclusiones sacaron?

–La principal conclusión es que sí habría impacto en el turismo rural de la comarca, casi siete de cada diez personas indican que no volverían o que probablemente no lo harían. Por otro lado, los resultados nos muestran que el paisaje y la naturaleza son altamente apreciados por los visitantes y que existe una preocupación importante en relación a la pérdida de encanto de la zona y de los impactos de una eventual masificación eólica en términos de impacto paisajístico y medioambiental.

–Están intentando estrechar lazos y recabar apoyos de otros colectivos a nivel regional y estatal. ¿Con qué fin?

–El objetivo de esta articulación es unir esfuerzos y tener más fuerza para instar a las administraciones a actuar para garantizar una transición energética justa. En Asturias, estamos trabajando para actuar a nivel de Occidente.

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