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David González Arqueólogo y director del plan de excavación del castro Puntamuyeres de Luarca

“Los pobladores del castro de Luarca monumentalizaron su residencia”

“El yacimiento Puntamuyeres, de la Edad del Hierro, es de los más pequeños de la rasa occidental asturiana y eso lo hace interesante”

David González, ayer, en Luarca. | A. M. Serrano

El arqueólogo David González (Salas, 1984) dirige la excavación del castro Puntamuyeres de Luarca, un yacimiento que gracias a su equipo de trabajo está datado: tiene su origen en la Edad del Hierro. El salense se licenció en Historia en la Universidad de Oviedo y se doctoró en Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja en el Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit), en Santiago de Compostela, donde ha encontrado “el mejor equipo en España para investigar en arqueología por su proyecto científico, por los medios disponibles y por la atmósfera de trabajo”. Ayer participó en una charla en Luarca para presentar su estudio sobre Puntamuyeres.

–¿Cómo valora los trabajos de excavación realizados hasta la fecha?

–El castro es magnífico por su ubicación. Todo el mundo que se acerca queda impresionado por el paisaje circundante y la magnitud de sus defensas. A nivel de investigación, los resultados son prometedores. Confirmamos su ocupación durante la Edad del Hierro.

–¿Queda mucho por hacer?

–En la primera campaña pudimos aclarar qué tenemos entre manos. Se han resuelto algunas preguntas básicas, pero se necesita ampliar las investigaciones para completar la imagen que podemos esbozar sobre sus antiguos habitantes. Por ejemplo, desvelamos algunas evidencias fragmentarias de las estructuras que aparecen en el castro y para el próximo año querríamos exhumarlas al completo para examinar con detalle sus dimensiones y tipología. Y también para reconocer la densidad de ocupación al interior del poblado.

–¿Quién cree que debería implicarse?

–El proyecto sale adelante gracias a la apuesta decidida del Ayuntamiento de Valdés, que apoyó sin dudarlo la propuesta que les planteamos desde el Incipit-CSIC, organismo que se ha implicado también con medios propios. Por nuestra parte, Puntamuyeres es un yacimiento interesante porque supone una base sobre la que avanzar en la líneas de investigación sobre los grupos humanos de la Edad del Hierro en las que veníamos trabajando con anterioridad. Confiamos en que este yacimiento sea también atractivo para otros actores públicos y privados con intereses en el patrimonio arqueológico asturiano. Diferentes departamentos del gobierno autonómico, entidades de desarrollo local de la comarca e, incluso, fundaciones privadas o empresas tecnológicas del ámbito cultural y turístico podrían encontrar argumentos para implicarse. Desde mi equipo estaríamos encantados de explorar sinergias y objetivos compartidos con cualquiera de los agentes citados.

–¿Qué le ha sorprendido de lo descubierto hasta la fecha?

–Probablemente, lo que más sorprende es la descompensación que se intuye entre la magnitud del sistema defensivo que delimita el castro y la escasas población que debía habitar el enclave. Excavar esos cuatro fosos gigantescos tuvo que ser una labor ardua para las pocas docenas de personas que vivirían al interior de Puntamuyeres. Podemos interpretar eso de diferentes maneras, aunque yo me inclino a pensar que nos muestra la intencionalidad de sus habitantes por monumentalizar su lugar de residencia. Sería el centro de su mundo, desde donde aprovecharían su entorno y donde más seguros se sentirían. Ese lugar en el que pensarían con nostalgia al alejarse.

–¿Qué singularidad tienen este castro dentro de la cultura castreña asturiana?

–No es ningún castro fuera de lo normal. En Asturias se conocen más de trescientos castros y en todo el Noroeste peninsular se habla de hasta cinco mil. Quizá podríamos pensar que, entre los castros costeros que conocemos en la rasa occidental asturiana, es de los más pequeños. Y eso lo hace interesante. También se localiza muy próximo a un espacio relevante al pensar en la navegación costera en la antigüedad, junto a la ensenada de Luarca. Me gustaría destacar que la singularidad de este proyecto es su gestación y su diseño. Nace como un programa interdisciplinar, involucrando a numerosos especialistas de diferentes organismos que colaboran en el estudio integral del poblado. Desde cero, aplicando tecnologías innovadoras, que pretenden exprimir al máximo las posibilidades de investigación. Y, en paralelo, no nos olvidamos de que esta investigación debe ofrecer retornos claros a la comunidad local.

–¿Cómo explica que antes no generara interés?

–Le doy una respuesta muy manida: excavar es como leer un libro arrancando las páginas conforme avanzas. Para investigar un nuevo castro deban existir preguntas de investigación relevantes que exijan el inicio de ese proceso de investigación destructivo. Debe hacerse también con garantías, se deben reunir apoyos económicos, disponer del equipamiento y los especialistas apropiados e intuir complicidad y buena recepción de la comunidad local.

–¿Se debe implicar la sociedad en estos procesos?

–Sin duda. Todo esfuerzo por implicar a la comunidad local está justificado. En primer lugar, porque el patrimonio cultural es un bien común, es de todos y de todas. Por lo que su disfrute, y también la responsabilidad de su salvaguarda, ha de ser compartida. En segundo lugar, queremos implicar a la sociedad, porque este es un proyecto que nace de la iniciativa pública. Promovido por un Ayuntamiento y ejecutado por un centro público de investigación. Por ello, queremos abrir las tripas de nuestro proyecto a la sociedad, contar qué estamos haciendo y por qué, compartir los métodos que usamos y dar a conocer los resultados, tanto las respuestas más nítidas y sólidas que logramos ofrecer, como las dudas e inseguridades que son tan frecuentes en nuestra labor investigadora.

–¿Por qué es tan importante hacerlo?

–Es esta la forma de que el público comprenda cómo avanza la investigación. También de que la ciencia se fundamenta en discusiones, en la contratación de evidencias y en el esfuerzo y los desvelos compartidos de muchos especialistas sostenidos por nuestros impuestos. En una época como la que vivimos, en la que las “fake news” se difunden con tanta facilidad a golpe de clic, es más necesario que nunca defender el valor universal de la ciencia.

–Asturias tiene un nuevo plan director de castros. ¿Cómo lo recibe como experto?

–Este tipo de instrumentos pueden ser muy importantes para la gestión del Patrimonio. Confío en que se establezcan pautas claras que guíen la conservación de los castros y determinen prioridades para su investigación.

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